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Amando de Miguel

Fantasía fiscal futurista

Joaquín Leguina me regala documentados artículos sobre el problema demográfico de España.

Joaquín Leguina me regala documentados artículos sobre el problema demográfico de España.
Joaquín Leguina. | D.A.

Supongo que son cosas inevitables de la edad. Con los años, el escritor se provee del síndrome Julián Marías, que consiste en hablar continuamente de sus propias obras. El caso es que Joaquín Leguina me escribe que le han regalado un librico mío, Fantasía fiscal (año 2002: tribulaciones del Caudillo Gómez y su tropa) (Madrid: Temas de Hoy, 1990). Aparece magníficamente ilustrado por Gallego & Rey. En él se retrata la hipotética videoconferencia entre distintos socialistas obreros españoles para diseñar nuevos impuestos. Uno de los personajes de la ficción es Joaquín Menina. Otros son igualmente identificables: Luis Umbría, Georges Maura, José Rodríguez de la Burbuja, Carlos Tomillo, Nicolás Cuadrado, José Luis Rastacueros, Enrique Música Hatroz, Rosa Marqués, etc.

Joaquín Leguina y yo hemos coincidido, con años de diferencia, en impartir la misma asignatura, Población Española, en la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense. Recuerdo la agradable sorpresa con que me topé con Joaquín, saliendo los dos del metro de Sol. Él, entonces presidente de la Comunidad de Madrid, iba hojeando el ABC y no le acompañaba ningún guardaespaldas. Es el único político a quien he visto viajar en el metro madrileño. Aparte de otros méritos, por ese detalle, Joaquín Leguina merece mi reconocimiento.

Ni qué decir tiene que el librico en cuestión es un texto satírico, aunque "sin acritud", como diría el caudillo Gómez (sosias de Felipe González). A Joaquín Menina le pongo como director del Instituto de Inmigración de la Subcomunidad Española. Su oficina ocupa todas las plantas del complejo de los llamados Nuevos Ministerios. En el momento de mi parodia digo que España alberga unos cuatro millones de inmigrantes. Suponen una cierta compensación de la realidad demográfica de los aborígenes, con una cifra anual de fallecidos superior a la de nacidos. Al tiempo, España recibe, anualmente, unos 250 millones de turistas extranjeros.

Para remediar los males demográficos de la población de España, mi personaje propone una medida innovadora: gravar con un fuerte impuesto el consumo de preservativos. Entonces se llamaban reforzativos, al contener una capa de un producto excitante.

La verdad es que, ahora mismo, Joaquín Leguina me regala documentados artículos sobre el problema demográfico de España. Se refieren tanto a la bajísima fecundidad (está entre las mínimas del mundo y de la historia) como a la invasión de inmigrantes ilegales poco productivos. En donde se demuestra que, a veces, la realidad imita la ficción. Menina o Leguina, ¿qué más da?

El tratamiento que doy a mi Fantasía fiscal es el humorístico. Me apunto a la tesis del inolvidable Antonio Fontán, para quien fue Plauto el creador del género de la comedia. Constituyó el fundamento de las obras ulteriores de Shakespeare, Molière o Lope de Vega, entre otros muchos. El secreto del género humorístico, en el teatro o en la novela, está en sacar punta del contraste y la comparación, haciendo uso de la metáfora, para diseñar tipos puros. Es lo que intento, modestamente, en mi opúsculo. Que, por cierto, se presentó a un premio literario, que no se lo dieron. No es raro; confieso que soy un campeón en aspirar a premios y distinciones que no obtengo. Es la parte ignota de mi currículum, bastante divertida, que otro día revelaré.

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