Y van nueve.
- La llama revolucionaria sólo trae incendio, nunca calidez.
- Aun cuando se descrea de sus dioses, ninguna religión -ya sea teológica o laica- llega a desaparecer por completo en tanto que continúe engendrando demonologías. Es el caso del comunismo, cuyo fracaso no será absoluto mientras aceptemos su capacidad para definir demonios, esto es, de imponer fronteras en la relación bueno-malo, amigo-enemigo.
- Controvertir utopismos significa limpiar el mundo de mentiras.
- Sátira: humor hiriente para risotadas de públicos autosatisfechos.
- La potencia de las religiones no estriba tanto en la figuración de sus deidades cuanto en la concreción de sus demonios. La demonología ejerce de rueda trasera en la bicicleta del fervor creyente.
- Las masas prefieren a quien incurre en el error y hace como que se disculpa a quien acierta con la verdad y se ratifica en ella.
- ¿Cómo puede admitirse que la "Verdad" sea algo en lo que haya que creer, en lugar de algo que deba saberse? Cuando el conocimiento pide fe y no aprendizaje, se denomina superstición.
- La literatura es una inutilidad reservada a unas poca personas de talento.
- ¡Ah, el ser humano...! Implora el don de la inmortalidad y no sabe qué hacer los domingos por la tarde.
- Sostener que quienes critican que se pongan urnas fraudulentamente se posicionan en contra de la democracia es como afirmar que el juez que condena a un asesino por haber matado a su víctima serrándole la cabeza está en contra de la carpintería.
- Acaso buena parte del fanatismo cristiano proviene de no haber detectado que Jesús de Nazaret recurrió a la ironía en sus prédicas. He aquí una de las superioridades desapercibidas del cristianismo frente a las otras religiones monoteístas: que en el Nuevo Testamento sí se aprecian rasgos de humor, al contrario que en el Pentateuco y el Corán. La historia del pensamiento europeo habría sido diferente si patrística y escolástica se hubieran percatado a tiempo de esta característica sutil.
- Una de las dificultades de la Transición española radicó en que, para que todos los españoles pudieran ser iguales ante la ley, primero había que hacerlos iguales ante el pasado.
- Desconcertante, como las conductas que no irrumpen de la vanidad de su agente.
- Los jueces pueden ser todo lo derechosos o izquierdistas que gusten a la hora de dictar sus sentencias, con tal de que no se ubiquen a la derecha o a la izquierda del derecho.
- Ciudadano políticamente culto es aquél que no halla en el Estado ningún género de paternalismo, sino de padrastría.
- El ego se forja ejercitando el eros.
- Las universidades son al conocimiento lo que las piscifactorías al pescado: centros de producción de insulserías valoradas al peso.
- Para quien desespera a la intemperie, cualquier covacha es tierra de promisión.
- Frente a las dudas existenciales, la certeza del otro.
- Ordenamiento jurídico sin base consuetudinaria no es más que ideología objetivada en normas: legislación cuya bondad no se mide en términos de utilidad humana, sino de identidad con la retórica que lo inspira.
- El primer mandamiento de una sociedad homogéneamente sana es no permitir que envilecerse suponga una estrategia útil para la supervivencia.
- De mis enemigos no exijo sino respeto al turno de palabra.
- Leyendo a conservadores idealistas como Chesterton, Scruton o Gómez Dávila uno llega a dudar si realmente en el feudalismo hubo señores feudales.
- Objeción al PIB: por mucho que el gasto en antidepresivos eleve la renta nominal de un país, nadie afirmaría que es signo de su bienestar.
- Y Yahvé habló al hombre moderno: -Pobres criaturas, no os bastan las alegrías domésticas; necesitáis euforia.
Daniel R. Rodero.