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Olimpia, la mujer que confabuló hasta subir al trono a Alejandro Magno

La escritora Laura Mas novela en primera persona la vida de la ambiciosa esposa de Filipo II de Macedonia, madre del mítico conquistador.

La escritora Laura Mas novela en primera persona la vida de la ambiciosa esposa de Filipo II de Macedonia, madre del mítico conquistador.
Alejandro junto a su madre Olimpia (Viena) | Wikipedia
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Moneda con el rostro de Olimpia.

Olimpia, princesa de Epiro, fue una de las esposas del rey Filipo II de Macedonia y madre de Alejandro Magno. Ambiciosa hasta su máxima expresión, inteligente, conspiradora y adiestradora de serpientes, sobre su figura sobrevuelan las acusaciones de la muerte de su esposo, una desgracia que daba a su vástago acceso directo al trono de uno de los reinos más prósperos de la época.

Laura Mas ha novelado en primera persona la vida de Olimpia (Espasa) en una novela homónima. Se llamaba Políxena, nombre que cambió por el de Myrtale cuando se casó con Filipo y que más tarde modificó por el de Olimpia en memoria de la victoria que Filipo obtuvo en los Juegos Olímpicos. Terminaría sus días como Estratonice, en honor a un triunfo de su nieto.

Laura Mas ha combinado las escasas fuentes antiguas en las que aparece con ensayos actuales de historiadores. "Los testimonios de los coetáneos nos hablan de una mujer denostada, como no podía ser de otra manera. Hablan de ella como si fuera una bruja, una hechicera, una persona maligna y oscura. Eso se debe a que Olimpia era muy ambiciosa. Su máximo cometido era perpetuar su dinastía", cuenta la escritora a Libertad Digital.

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Angelina Jolie en el papel de Olimpia en la película 'Alejandro Magno'

"Ella no descansó hasta que su hijo Alejandro Magno heredó el trono de Macedonia. Era su prioridad. El hecho de que tuviese tanta fuerza, de que quisiera ser incluso partícipe de decisiones políticas, cosa que ni siquiera una reina en aquel entonces podía, la convierten en una mujer fuerte y segura de sí misma, considerada un peligro por los hombres de entonces", asegura Mas. "Plutarco la nombra en varias ocasiones. Cuenta, por ejemplo, que Olimpia tuvo un sueño premonitorio que le hizo creer que Alejandro Magno era hijo de Zeus, no de su esposo. Es decir, era un semidiós", recuerda.

Princesa de Epiro, su matrimonio con Filipo - el hombre que se encargó de llevar ese territorio marginal a la gloria - afianzaba la relación entre los dos reinos vecinos. En el siglo IV a.C, en una Macedonia polígama, se incorporó a palacio como la quinta esposa, pero en condición de favorita. "Las esposas rivalizaban entre ellas. Todas las que tenían un varón del rey aspiraban a que ese hijo acabase en el trono de Macedonia", recuerda Mas.

Alejandro Magno, un bastardo

Olimpia perdió el favor de su esposo una vez hubo nacido su hijo Alejandro, pero eso no la amedrentó. "Filipo repudia a Olimpia y a Alejandro Magno se le tacha de hijo bastardo por no tener sangre macedonia pura. La condición de extranjera pesaba mucho en la corte y Olimpia se exilia voluntariamente a su territorio natal", explica. En estas circunstancias, pudo haber orquestado el asesinato de su marido, como afirman numerosas teorías: "Indagando sobre este tema, vi que todas las piezas encajaban. A Filipo le asesinó uno de sus guardaespaldas poco después de que se hubiese casado otra vez con una joven de sangre macedonia y haber tenido otro hijo varón. Todo encaja, pero nunca sabremos la verdad", se lamenta la autora.

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Alejandro y Aristóteles

Independientemente de que Olimpia estuviera o no detrás del asesinato de Filipo, Mas la responsabiliza de la personalidad "arrolladora" de Alejandro Magno. "Se encargó de su educación, eligió a sus maestros, que, por cierto, el principal fue Aristóteles. Le inculcó hábitos como los de la lectura. Investigando sobre Olimpia, encontré que ella siempre le llamaba mi pequeño Aquiles, en referencia a ese ser legendario cuyos pasos aspiraba a seguir Alejandro Magno".

"Alejandro Magno era una persona muy carismática que, más allá de conquistar territorios, conquistaba personas. No lo veían como a un enemigo porque empatizaba con ellos y se adaptaba a sus costumbres. De aquí atribuyó muchísimo mérito a la madre".

Mientras ella conspiraba para alzar a su familia, Alejandro Magno vivía al margen de la realidad de su pueblo. "En su partida hacia Asia con todo su ejército, empezó a estar totalmente desconectado de lo que sucedía en su reino, una desgracia para su madre que jamás quiso que descuidase esa Macedonia tan espléndida que le había dejado Filipo. Apenas ejerce como rey en su territorio. Lo dejó en manos de un general de máxima confianza llamado Antípatro, uno de los mayores enemigos de Olimpia. Su odio siempre fue mutuo".

Hasta el último aliento

La relación entre madre e hijo llegó a ser "enfermiza". Estuvieron 12 años sin verse, sabedores de las andanzas del otro únicamente por correspondencia, una época que "debió ser extremadamente dura". Luchó hasta la saciedad para perpetuar su dinastía: "Cuando muere Alejandro durante la conquista del imperio persa, depositó sus esperanzas en su futuro nieto. Roxana estaba embarazada. Ella siguió batallando, aunque las cosas no le acabaron saliendo como ella esperaba".

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Laura Mas reconoce que Olimpia no es una novela histórica al uso, sino más bien una novela literaria enmarcada dentro del género histórico: "Son libros cortos, no me recreo en exceso en descripciones. No lleno mis libros de datos históricos. Me interesa muchísimo más ahondar en la psicología de los personajes. Priorizo las luces y sombras de Olimpia, sus momentos de gloria, pero también sus grandes decepciones"

Más es autora de otros libros como La maestra de Sócrates, una novela sobre Diotima, a la que debemos el concepto de amor platónico.

Laura Mas. Olimpia. Espasa Narrativa. 336 páginas. 18,90 euros.

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