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Vargas Llosa desde el atril del Juan de Mariana: "Descubrir el liberalismo fue descubrir un camino de salvación"

Mario Vargas Llosa pronunció un discurso memorable al recibir el Premio Juan de Mariana, en el que ofreció una apasionada defensa de la libertad.

Mario Vargas Llosa pronunció un discurso memorable al recibir el Premio Juan de Mariana, en el que ofreció una apasionada defensa de la libertad.
LD

Cuando Mario Vargas Llosa subió al estrado en la ceremonia del Premio Juan de Mariana en 2012, lo hizo como un escritor engrandecido, pero también como un militante de la libertad. Le daba paso Carlos Alberto Montaner, que dos años antes había recibido el mismo galardón.

Su discurso, pronunciado en los salones del Casino de Madrid, es hoy uno de los documentos más nítidos sobre su pensamiento político. Allí no solo agradeció el premio, sino que proyectó una autobiografía ideológica: la de un liberal latinoamericano que supo aprender de sus errores y defender con valentía la libertad en todas sus formas. "He dedicado tiempo y energía a defender la libertad", dijo, sin rodeos, ante un auditorio entregado.

Nacido en una tierra donde, como él mismo lamentó: "La libertad han sido pequeños paréntesis entre larguísimos periodos de oscurantismo", Vargas Llosa no tardó en sentir en carne propia los efectos del totalitarismo. La dictadura del general Odría en Perú marcó su juventud: "Lo humillante, lo ofensivo, lo deprimente que era vivir en un régimen autoritario", recordaba. Aquel entorno le transmitió una voluntad de rechazo hacia todo régimen que "humilla al individuo y trata de encorsetarlo".

Mario Vargas Llosa recibe el premio Juan de Mariana en 2012

De la ilusión socialista al pensamiento liberal

Vargas Llosa reconoció que, como muchos jóvenes de su generación, creyó al principio que el socialismo era sinónimo de justicia y libertad. La revolución cubana, en particular, lo sedujo. Pero la decepción llegó pronto y con crudeza: "La decepción fue, en mi caso y en el de muchos, desgarradora". Lo que parecía un proyecto de justicia acabó convertido en una dictadura, y eso le empujó a tomar distancia: "Una forma tan terrible o peor de oscurantismo" que las dictaduras militares. Fue entonces cuando encontró refugio en el pensamiento liberal, al que describió como "un camino de salvación para países como los latinoamericanos", explicaba Vargas Llosa.

Su cambio no fue solo político, también intelectual. Se empapó de pensadores liberales —franceses, ingleses, norteamericanos— y encontró en ellos respuestas a muchas preguntas sobre América Latina. "Los pensadores liberales enriquecieron extraordinariamente mi visión de la historia, de la cultura", contaba.

Contra la dictadura

Su defensa de la libertad no fue una tarea cómoda ni exenta de riesgos. "No ha sido una batalla fácil", dijo, recordando las agresiones sufridas por defender a los disidentes cubanos y oponerse al chavismo. Pero lejos de retractarse, reafirmó su compromiso. "La libertad es una condición indispensable para que la vida valga la pena ser vivida", sostuvo en aquel discurso.

A pesar del panorama desolador que todavía ofrecía América Latina en muchos rincones, como Cuba, Venezuela o Nicaragua, Vargas Llosa mantenía el optimismo. "América Latina va saliendo por fin del subdesarrollo mental que era el que producía el subdesarrollo económico y político". En medio de una Europa golpeada por la crisis, él veía en los desafíos una oportunidad para el liberalismo: "Esta crisis es la oportunidad que esperábamos los liberales para hacer las reformas radicales necesarias".

En tiempos donde muchos intelectuales prefieren el silencio cómodo, Mario Vargas Llosa eligió hablar. Y hablar claro. En ese acto de 2012, dejó una lección que hoy, tras su muerte, resuena con más fuerza: "Nadie aprecia tanto la libertad como aquellos que por distintas razones se han visto privados de ella", dijo.

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