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El Prado indaga en los orígenes míticos del arte español con 'El Divino' Morales

La muestra pretende "romper el tópico del estrecho repertorio temático" con que se ha asociado la figura del artista extremeño.

La muestra pretende "romper el tópico del estrecho repertorio temático" con que se ha asociado la figura del artista extremeño.
La Virgen de la leche, de Luis de Morales | Museo del Prado

Su repertorio religioso le valió el apodo de El Divino y sólo El Greco lo superó en popularidad durante el Renacimiento español. Ahora el Museo del Prado trata de colocar al pintor extremeño Luis Morales en el lugar histórico que merece.

La muestra pretende "romper el tópico del estrecho repertorio temático" con que se ha asociado su figura, según ha explicado el director del museo, Miguel Zugaza.

Las pinturas de pasión y redención que contribuyeron a esa "leyenda negra" son aquí un apartado más de un recorrido en el que brillan obras maestras como La Virgen de la Leche, de los fondos del Prado, o Cristo Varón de Dolores, procedente del Instituto de las Artes de Minneapolis.

De su biografía, pocos datos ciertos se conocen, según explicó la comisaria Leticia Ruiz. Se sabe que nació en 1510 o 1511 y murió en torno a 1586. Trabajó en Plasencia y Badajoz, aislado de los grandes centros de producción, y pese a ello, conoció las grandes tendencias del arte renacentista europeo y las destiló con personalidad propia.

Ruiz destacó su "técnica extraordinaria y virtuosismo", frente a las "imágenes patéticas y lamentables" que se han divulgado durante años en copias que no hacían justicia al autor, el cual manejó tanto el retablo como la pintura de pequeño formato.

Esta última es la que le granjeó el mayor éxito comercial en su época, piezas de devoción hechas por encargo, especialmente distintas representaciones de la Virgen con el niño, como la majestuosa Virgen del pajarito que abre el recorrido. En ellas se observa el conocimiento de Morales de la obra de Durero o Rafael, y la aplicación de la técnica del sfumato.

'La Virgen y el niño'

La primera sala de la exposición, dominada por una atmósfera de quietud, está dedicada a las creaciones iconográficas más conocidas del pintor. Además de las mencionadas, destacan un Ecce Homo y una Dolorosa del Prado, junto a una Piedad procedente de Polán (Toledo).

A un segundo apartado dedicado a la Virgen y al niño le suceden una sala centrada en imágenes de pasión y una más sobre retablos, en la que se incluyen dos cuadros cedidos recientemente por Plácido Arango y que se exponen por primera vez en el Prado, El Calvario y La Resurrección.

El cierre lo pone San Juan de Ribera, obispo de la diócesis de Badajoz, de quien Morales llegó a ser pintor de cámara. La obra fundamental de esta sección es El juicio del alma de San Juan de Ribera, procedente del Museo del Patriarca de Valencia.

La exposición suma en total 19 obras del Prado y 35 procedentes de museos nacionales e internacionales, coleccionistas privados e instituciones religiosas, como la Catedral nueva de Salamanca, el Museo e Arte Antiga de Lisboa o la parroquia de San Agustín de Madrid.

Tras su exhibición en el Prado, donde permanecerá hasta el 10 de enero de 2016, viajará al Museo de Bellas Artes de Bilbao (9 febrero a 16 de mayo de 2016) y al Museo de Nacional de Arte de Cataluña (16 de junio a 25 de septiembre).

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