Todavía antes de que las llamas hubiesen terminado de derribar buena parte del tejado de la catedral de Notre Dame, Emmanuel Macron ya anunciaba que su intención era reconstruir el monumento. Ante esa noticia esperada, sin embargo, ha surgido un cierto debate, tímido pero inevitable, acerca de cómo debería llevarse a cabo esa empresa. ¿Debe acometerse una reconstrucción idéntica, o deben añadirse algunas innovaciones estilística que den testimonio de nuestra nueva época? ¿Deben dejarse las ruinas como están, o rehacer la catedral como estaba antes de la remodelación de Viollet-le-Duc en el siglo XIX?
Preguntada acerca del asunto, María Rodríguez, doctora en Historia del Arte y profesora en la Universidad CEU San Pablo ha explicado que, a su parecer, "lo prioritario es recuperar la catedral como estaba antes de ayer". "Estos son debates que han surgido muchas veces. Es cierto, por ejemplo, que a Viollet-le-Duc se le criticó bastante en su época porque realizó cambios significativos en su remodelación, pero aún con todo fue fiel al estilo primigenio en otras muchas partes… Si me preguntas a mí, y esto no deja de ser una opinión personal, creo que debería haber una reconstrucción historicista para recuperar todo ese legado que se ha perdido, y que no deja de ser un símbolo para toda Francia".
Por su parte José Luis Corral, doctor en Historia y prestigioso medievalista, no contempla otra solución que la reconstrucción. "No creo que debiera haber otra alternativa. Iglesias en ruinas ya hay muchas, y encima incluso esas ruinas requieren ser conservadas", comenta. "Estamos ante una cosa que parece inaudita pero que no es tan inusual. A lo largo de la historia ha sido bastante normal que ardiesen las techumbres de muchas catedrales, como también era normal que después se reconstruyesen. Sin ir más lejos, la catedral de León ardió en 1966 y fue remodelada rápidamente". "Además", continúa, "dentro de Notre Dame han sobrevivido tesoros como la Piedad que merecen un cobijo a la altura".
"Otra cuestión importante", apunta Rodríguez, "es el carácter unificador que pueden tener estas obras. Ya en la Edad Media la construcción de una catedral era un elemento que unía al pueblo y que era seguido muy de cerca por personas de todo tipo y condición; y en ese sentido creo que ayer vimos cómo, de la misma manera, la mayoría de la gente compartía una conmoción enorme ante el incendio. En estos tiempos que corren, tal vez un acontecimiento así puede acercar a las personas", ha sentenciado.
Un símbolo alrededor del cual creció una ciudad
Preguntados sobre la importancia histórica y artística de la catedral, ambos se remontan al mismo momento de su construcción. "E incluso a varios siglos antes", dice Rodríguez. "Más allá de ser un monumento gótico, ya en el siglo VI existía en el mismo lugar un templo dedicado a San Esteban, y a partir del siglo IX ese mismo templo fue siendo remodelado y reconvertido en una catedral románica. Quiero decir que Notre Dame es más que lo que se conoce a simple vista. La importancia del lugar comienza mucho antes de 1163".
"Además es, incuestionablemente, un icono de Francia. ¡París se construyó a su alrededor!", añade Corral. "Tiempo después, en el XIX, a raíz de Nuestra Señora de París, la novela de Víctor Hugo, los franceses redescubrieron la catedral y decidieron remodelarla. Fue entonces cuando tuvo lugar el proyecto de Viollet-le-Duc; y fue entonces cuando Francia adoptó el gótico como su emblema nacional", explica. "Y es que el gótico nació allí. Primero en la abadía de Saint Denis, y muy poco después en Notre Dame. Fue el obispo Mauricio de Sully el que, viendo la grandeza de la abadía, decidió que debía construirse el mayor templo del mundo en el centro de la ciudad –la abadía entonces estaba fuera– siguiendo esa misma estela; y así se iniciaron las obras de Notre Dame. A día de hoy, indudablemente, es la catedral gótica más importante, y todo un símbolo para Francia y para Europa".