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El artista Sean Scully y su familia dejan Barcelona hartos de nacionalismo: "No pudimos con esa mierda"

Su esposa, la también artista Liliane Tomasko, denuncia que obligaban a su hijo pequeño a hablar catalán en el patio del colegio.

Su esposa, la también artista Liliane Tomasko, denuncia que obligaban a su hijo pequeño a hablar catalán en el patio del colegio.
El artista Sean Scully, durante una exposición en 2019 | Cordon Press

Dos artistas de reconocido prestigio internacional, los pintores Sean Scully y Liliane Tomasko han hecho las maletas y se han marchado de Barcelona. El nacionalismo y la inmersión lingüística son las causas de su mudanza. Según han declarado en una extensa entrevista en el Financial Times, el ambiente en Barcelona empezaba a ser irrespirable para ellos. "Fue una decisión impulsada por el crecimiento del nacionalismo en la ciudad que amaban", apunta el diario británico.

Scully, de nacionalidad estadounidense y origen irlandés, es un reputado artista plástico acostumbrado a trabajar entre Estados Unidos y Europa. Durante una temporada ejerció como profesor de la academia de Bellas Artes de Munich y en 2015 inauguró el "Espacio de Arte Sean Scully", una instalación permanente en el monasterio desacralizado de Santa Cecilia, en Montserrat. Tomasko, de origen suizo, ha exhibido su obra en numerosas ciudades de Europa y los Estados Unidos.

El diario inglés define así a la familia Scully-Tomasko: "Para esta pareja multinacional, con estudios y casas en Nueva York, Londres, Múnich y Berlín, y ahora Aix-en-Provence, la llegada de su hijo Oisin, en 2009, cambió su forma de pensar sobre el mundo"

Ambos preparan ahora una exposición conjunta en el Reino Unido, motivo de la entrevista en el Financial Times, recogida por Crónica Global, en la que han denunciado el tóxico ambiente provocado por el nacionalismo en Cataluña.

"'En Barcelona, ibas a las reuniones y hablaban completamente en catalán, como diciendo 'Que te jodan'" ha declarado Scully al referido medio. Su pareja añade que en el colegio le dijeron que su hijo pequeño debía hablar en catalán. "Había demasiado de eso y fue imposible", apunta Tomasko. El colofón lo pone Scully con un tono enérgico: "Al final, no pudimos soportar Barcelona por esa mierda".

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