El 15 de abril de 2019, las llamas devoran la catedral de Notre Dame de París. La aguja del templo y el tejado se derrumban. El incendio causa graves daños en el interior. Pero entre tanta destrucción, estas joyas de cristal se convierten en las inesperadas supervivientes del incendio. Eso sí, el humo ha oscurecido sus colores originales. Ahora, tres años después del desastre que conmocionó a los parisinos y al mundo entero.
Un equipo de hasta ocho casas especializadas en orfebrería se ha propuesto devolver su antiguo esplendor a las vidrieras de Notre Dame. "Nos enfrentamos a dos tipos de daños, los causados por el paso del tiempo en unos cristales que fueron instalados hace más de 150 años y luego las partículas de polvo y humo que se incrustaron durante el incendio", explica la artesana Flavie Serriere desde su taller en la localidad de Troyes, al sur de Francia.
Los trabajos son lentos, porque el proceso de restauración de las 39 ventanas vidrieras se lleva a cabo con una minuciosidad exhaustiva, que incluye limar con suavidad la superficie y tratarla con un algodón empapado de agua y alcohol. Para que estas majestuosas piezas de 170 años de edad puedan seguir contemplando el devenir de los peregrinos con una mirada limpia y renovada.