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Dos energúmenas ecologistas arrojan sopa de tomate a 'Los girasoles' de Van Gogh para protestar contra el petróleo

La nueva moda del ecologismo radical es dañar obras de arte. Su última víctima, un icono de la historia de la pintura: Los Girasoles de Van Gogh.

La nueva moda del ecologismo radical es dañar obras de arte. Su última víctima, un icono de la historia de la pintura: Los Girasoles de Van Gogh.

La versión de Los girasoles de Van Gogh que cuelga de las paredes de la National Gallery de Londres ha sido la víctima del ataque de dos energúmenas ecologistas que pretendían protestar contra el uso de petróleo y gas.

Las dos delincuentes pertenecen a la organización Just Stop Oil, que ha reivindicado su atentado con un mensaje en Twitter en el que se preguntan si "¿vale el arte más que la vida, más que la comida, más que la justicia?" y que "la crisis del costo de vida y la crisis climática están impulsadas por el petróleo y el gas.

Justo después de dañar la bellísima obra de Van Gogh, las energúmenas se han pegado a sí mismas a la pared del museo, mientas algunos presentes y fotógrafos y cámaras –probablemente de la propia organización– se afanaban en tomar imágenes del atentado.

El cuadro está protegido

Poco después del acto de clara inspiración terrorista la Policía británica ha explicado en Twitter que sus agentes llegaron "rápidamente" al lugar y se llevó a cabo la detención de las dos delincuentes que han manchado el cuadro, "por daños y violación de la propiedad".

Según la información de la agencia EFE, el cuadro está protegido por un cristal, por lo que la pintura no se habría dañado, aunque sí el marco en el que se encuentra.

Picasso hace cinco días, Botticelli en julio

El pasado día nueve otro par de energúmenos, en este caso de la organización Extintion Rebellion, eligieron una obra de Picasso para un acto parecido: pegaron sus manos al lienzo Masacre en Corea, que formaba parte de una exposición sobre el pintor malagueño en la National Gallery of Victoria de Melbourne.

En el mes de julio una de las pinturas cumbres del renacimiento fue la víctima de las tácticas terroristas de los ecologistas: La primavera, de Sandro Botticelli, a la que también pegaron sus manos al cuadro. En esta ocasión eran miembros de un grupo italiano autodenominado Ultima Generazione.

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