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Juan Manuel González

¿Me oye, señorita Kubelik? 50 años de 'El apartamento'

A estas alturas resulta muy difícil decir algo novedoso acerca de El apartamento. Así que ni siquiera voy a esforzarme en intentarlo. Tan sólo reseñar la soltura con la que Billy Wilder maneja la comedia y el drama hasta hacer indistinguible la línea que separa ambos géneros y que convierte el filme en una impresionante muestra de talento cinematográfico... y sabiduría vital.

Con estas credenciales es lógico que El apartamento, ganadora de cinco Oscar y que el pasado mes de julio cumplió medio siglo de antigüedad (llegamos con retraso, lo sé...), no haya envejecido ni un ápice.

Y es que El apartamento sigue asombrando con cada nueva visión, como la que le acabo de dedicar. La precisión con la que Wilder expone tal maraña de facetas, de intereses creados entre los personajes, de sentimientos que se entretejen, superponen y funcionan con trepidante precisión, todo ello en un devenir imprevisible pero aplastantemente lógico, convierten la película en un delicioso caramelo amargo. Una comedia sobre lo que podía ser y no fue, o si quieren, un drama desternillante. Y en todo caso, una cucharada doble de "así son las cosas".... El final ambiguo a lo Billy Wilder deja la historia abierta de tal manera que el filme pasa de ser una entidad cerrada a formar parte indisoluble de tu vida. Quizá la línea más indistinguible de todas, para muchos.

Y aunque Shirley MacLaine esté fenomenal, me quedo con el C.C. Baxter de Jack Lemmon, un individuo a la vez gris, jeta y romántico, que es simplemente inolvidable. Así que sirva este breve texto para recordarlo. Por cierto, me entran ganas de poner Avanti... creo que una de las menos valoradas del trío Wilder/I.A.L. Diamond/Lemmon...

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