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Juan Manuel González

Más estrenos: 'Monsters', 'Blog' y 'El demonio bajo la piel'

La semana pasada llegó cargada de estrenos. Vamos a recapitular brevemente los que se nos quedaron y que fueron temporalmente pospuestos debido a las nominaciones de los Oscar y los Razzie.

Monsters debe ser el primero de ellos de forma obligada. El filme de debut de Gareth Edwards, ya fichado por los grandes estudios -como pudo leerse aquí- ha sido definido hasta la sociedad como un cruce entre el romance de Lost in Translation y la trama fantástica de District 9. Además, es un filme de naturaleza y presentación cien por cien independiente. Y lo cierto es que en este caso, todo son ventajas. Pese a lo anterior, en la película de Edwards no hay oscilaciones: las apariciones del monstruo despiden un buen aroma a Parque Jurásico (como en el ataque a los vehículos en plena selva, o todavía más, el buen climax final en la gasolinera) e incluso Tiburón (el momento en la lancha, del que no revelamos más), pero el núcleo del filme es una historia romántica agridulce y nostálgica, decorada además con alguna reflexión apropiada sobre la percepción del inmigrante por parte de las superpotencias actuales.

Además, la película no delata su origen low-cost, con el propio Edwards haciéndose cargo de los efectos especiales, el guión, el montaje y la dirección. El único enemigo de esta apreciable Monsters es, en realidad, el inexplicable entusiasmo que ha despertado en ciertos sectores, que han elevado el filme a unos altares reservados para unos pocos. Eso puede alterar las expectativas de un modo que la película de Edwards no puede soportar.

Blog es otra ópera prima, en este caso de la española Elena Trapé, que utiliza la estética de vídeo doméstico y el video-chat para hacer avanzar la acción y profundizar en las preocupaciones cotidianas de una serie de estudiantes de instituto. El resultado es expresivo, interesante y ágil gracias a las excelentes interpretaciones de su elenco de jóvenes actrices, pero en su desenlace pesa demasiado la impresión de que se trataba un viaje sin alforjas que no profundiza en aquello que implica la revelación final de la cinta. No obstante, cabe señalar lo interesante del planteamiento y lo bien que Trapé integra en la narración las nuevas tecnologías de las redes sociales, por no hablar de su manejo un casting de niñas debutantes.

Por último, El demonio bajo la piel, del consagrado Michael Winterbottom, que sólo puede calificarse como un filme fallido. La adaptación de la novela El asesino dentro de mí, de Jim Thompson, fracasa debido a la insuficiente actuación de su protagonista, Casey Affleck, y una narración que trata de permanecer necesariamente atonal ante el desfile de violencia, pero que al final no puede evitar reducir la película a una impersonal pieza noir fría y distante.

Las interpretaciones de Jessica Alba y Kate Hudson tampoco levantan una intriga que basa su malvado atractivo asumir el punto de vista del asesino, que para colmo es un reputado agente de la ley. Por eso el resultado es doblemente frustrante. No hay en la película nada malsano o verdaderamente inquietante, más allá del salvajismo inesperado de ciertas escenas violentas, que sin nada alrededor se quedan en meros conatos de dramático interés.

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