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Juan Manuel González

‘Amor y otras cosas imposibles’: te seguimos queriendo, Natalie Portman

Póster El amor y otras cosas imposibles

Desde luego, a quien haya escogido el título español para la nueva película de Natalie Portman no se le puede acusar de ingenuo. Amor y otras cosas imposibles (o The other woman, que es su título original) parece de oídas una nueva comedia romántica común y corriente, ése género que la propia Portman ha cultivado recientemente con la ya olvidada Sin Compromiso. Pero nada más lejos de la realidad: la película es, al contrario, un drama en toda regla... lo que no significa que los resultados sean mejores.

Si la película de Don Roos sirve para algo es para mostrar el tremendo oficio como intérprete de Natalie Portman, que este año habrá estrenado nada menos que seis filmes, y que ya no necesita convencernos de su madera de artista con mayúsculas. A Portman, ganadora del Oscar por Cisne Negro, ya sólo le queda gestionar con su incuestionable inteligencia su carrera de estrella y dejar a otras productos como el que nos ocupa, una película rodada en 2009 pero estrenada ahora, no por casualidad en el mejor momento comercial y artístico de ella.

En Amor y otras cosas imposibles, Natalie Portman es Emilia, una joven neoyorkina que atraviesa por todo tipo de problemas personales. A raíz de la trágica pérdida de su bebé su estabilidad emocional se derrumba, al igual que su matrimonio y la relación con sus padres.

Don Roos, cineasta procedente del cine independiente pero reciclado en guionista televisivo, intenta seguir la evolución personal de la heroína mientras ésta busca el apoyo de su hijastro, sortea sus problemas matrimoniales y familiares y aguanta los envites del destino, esparciendo a lo largo del metraje algo de humor para amortiguar el melodrama.

Es el caso de ese torpe flashback que intenta añadir a la fórmula algo de romance e hinchar el metraje de un filme desganado. Desgraciadamente, y pese a su sobriedad y respeto, todo conduce a una revelación final de culpa y expiación que confía la resolución de la historia a uno de los personajes más caricaturescos de la cinta, el interpretado por la actriz Lisa Kudrow.

Lo mejor de Amor y otras cosas imposibles es una contenida, intensa y bellísima Portman, que se erige sin dificultades como lo mejor de un drama poco emocionante y, cual nueva Meryl Streep, abarca y convence en todos los registros imaginables.

La historia nunca acaba de alcanzar los mimbres de un buen drama debido a la poca energía de sus historias secundarias y de la televisiva puesta en escena de Roos, que remata un melodrama de rebajas, convencional, doméstico y domesticado.

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