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Juan Manuel González

'El árbol': Esencia Divina y Charlotte Gainsbourg

Póster El árbol

A medio camino entre el melodrama familiar y el simbolismo puro y atormentado, la adaptación de la novela de Judy Pascoe a manos de Julie Bertucelli presenta la trágica historia de Dawn, una joven madre que pierde a su marido de un ataque fulminante al corazón. Cuando una de sus hijas, la más unida a su padre, dice que éste le habla con la forma de la enorme higuera que hay al lado de su casa, Dawn comprueba que la figura del padre sigue muy presente cerca de ellos.

Lo más interesante de la película de Bertucelli no es tanto el significado de la metáfora de esa reencarnación, como la manera en que se introduce y se sustancia en un plano exclusivamente formal la imagen del árbol como un personaje más, con sutileza pero creciente intensidad. Con una narración calmada y minimalista, y una extraordinaria dependencia de los paisajes, el árbol que da título a la película acaba siendo un actante de una fábula que se desplaza del drama íntimo a un cine de contornos más sugerentes y fantasiosos, una vez el simbolismo de la historia salta al primer plano.

De esa forma, la magnitud de la metáfora aplaca la tendencia al drama de una cinta ayudada por una bellísima y romántica fotografía, dedicada al cien por cien a exprimir la esencia divina de las vastas tierras de Queensland, en Australia. Bertucelli opta por una visión telúrica aunque no abiertamente religiosa del tema. Pese a apostar abiertamente por el simbolismo, desgraciadamente se deja llevar demasiado por las certezas de la historia, desaprovechando en cierta medida la multitud de sugerencias fantasiosas, dramáticas e incluso terroríficas del mismo. Tampoco ayuda en este sentido la interpretación de Charlotte Gainsbourgh, superada en todos los sentidos por el de la jovencísima Morgana Davies, aunque el resultado finalmente agrada.

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