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'Nuestro último verano en Escocia'

El mejor cine británico corre a cargo de una película rodada en Escocia

Rosamund Pike y David Tennant protagonizan una historia delirante sobre un matrimonio en pleno divorcio con unos hijos excéntricos.

Rosamund Pike y David Tennant protagonizan una historia delirante sobre un matrimonio en pleno divorcio con unos hijos excéntricos.

Esta 59 edición de la SEMINCI ha contado en su Sección Oficial con cine francés, alemán, chino, español, norteamericano, turco, danés, belga, mexicano, israelí, húngaro, noruego y austríaco. Sin duda una buena representación de diferentes cinematografías. Sin embargo, echábamos de menos todo un clásico de este festival, el cine británico. Y por fin llegó, aunque fuese el último día.

La embajadora del Reino Unido, paradojas del destino, es Nuestro último verano en Escocia, una de esas pequeñas joyas a las que nos tiene acostumbrados el cine británico. Se trata de una ópera prima de dos directores ingleses, Guy Jenkin y Andy Hamilton, que vienen avalados por ser los responsables de una de las series del momento en Gran Bretaña, Outnumbered.

Nuestro último verano en Escocia cuenta el viaje de una pareja, Doug y Abi, con su tres hijos a Escocia para asistir al cumpleaños del abuelo paterno. El problema es que Doug y Abi están en pleno proceso de divorcio y sus hijos son bastantes excéntricos. Por si no fuera suficiente, tendrán que fingir que todo va bien porque el padre de Doug está muy enfermo y una noticia así podría acabar con su frágil corazón.

Resumida así puede parecer una comedia más de enredos familiares, pero aquí es donde llega el buen oficio del cine británico: unos guiones prácticamente perfectos con humor inteligente y ese toque british, la justa medida de drama sin caer en la lágrima fácil y por último unas actuaciones magníficas. Especialmente destacables las de los tres pequeños. Los directores comentaban a esRadio que "tardamos seis meses en dar con los niños, pero sabíamos que eran la clave". Entre el reparto adulto destacan dos actores del momento, Rosamund Pike (Perdida) y David Tennant (Broadchurch).

Nada que ver con la siguiente película a concurso, Pies pequeños, una película que sólo dura una hora y que aún así se hace interminable porque no pasa nada. Ambientada en un suburbio de Los Ángeles dos niños abandonados a su suerte por un padre alcohólico y una madre fallecida deciden buscar un río para soltar a su pez. La historia daría, siendo generoso, para un corto de 10 minutos. La idea es de la hija del director que protagoniza la historia junto a su hermano. Vamos, que todo queda en familia.

Por último tocaba el turno de la española Rastros de Sándalo dirigida por María Ripoll. Cuenta la historia de dos hermanas indias separadas al nacer la segunda tras morir la madre en el parto. La mayor se ha convertido en una famosa actriz de Bollywood y sigue buscando a su hermana pequeña que fue adoptada por una familia catalana. Partiendo de la premisa de que numerosas espectadoras terminaron la película con un pañuelo, por lo que es de suponer que les gustó ya que les caló la historia, el problema es que cae en demasiadas trampas que en ocasiones hace poco creíbles algunas situaciones.

Mención aparte merece el hecho de los idiomas de la película. La parte que se desarrolla en la India está rodada en inglés mientras la de Barcelona en catalán. Pero claro, cuando hasta los indios de un locutorio barcelonés hablan catalán mejor que el propio Artur Mas, pese a que el personaje al que me refiero sólo lleva en Cataluña 3 años, es cuanto menos curioso.

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