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Percival Manglano

El discurso que nunca dará Almodóvar en unos Goya

La cultura es vital para un país. Por eso mismo debe estar libre de subvenciones.

La cultura es vital para un país. Por eso mismo debe estar libre de subvenciones.

Muchas gracias, gracias, muchas gracias.

Amigos de la cultura y del cine español:

Quiero compartir con vosotros una experiencia que me ha cambiado la vida. Hace poco, Clint Eastwood me regaló un libro. Al principio no supe muy bien cómo tomármelo. Sabía que Clint era un facha (incluso habló en la última convención republicana) y el libro, además, se llamaba La fatal arrogancia. El autor tenía nombre de médico alemán: Friedrich Hayek. Pensé que sería un libro de autoayuda. Empecé a leerlo en el avión que me trajo de Los Ángeles. Pues ya lo he terminado y debo deciros que soy otro. El libro ha dado la vuelta a mi forma de pensar como a un calcetín. De hecho, mi próximo proyecto será llevar la vida de Hayek a la gran pantalla. Antonio, cuento contigo.

Relegada ya la arrogancia –y la ceja– que definió mi vida anterior, quiero plantearos algunas ideas que creo importantes para el futuro del cine español. Primero, me gustaría decir que el cine español no debería hacer depender sus amistades de las subvenciones. No es más amigo quien más subvenciones da. Por eso, Sr. Wert, su presencia aquí es bienvenida, pero indiferente. Le trataré, simplemente, con la cortesía que merece un ministro. No me enfadaré con Ud. ni le exigiré lo que sé que no puede dar. Porque la salud del cine español no depende de los fondos públicos que distribuye su ministerio. Así lo demostró el año 2014, cuando los éxitos de taquilla llegaron sin apenas subvenciones. Vamos, Sr. Wert, que ni mi amistad ni mi cortesía se compran con dinero público.

La cultura es vital para un país. Por eso mismo debe estar libre de subvenciones. Éstas inevitablemente provocan injerencias políticas. Una cultura libre, innovadora, transgresora, ingeniosa, necesita desarrollarse aislada de dictados políticos. Da igual cuál sea la ideología de dichos dictados; en el momento en que las subvenciones se otorgan en función de un interés político, se mata la creatividad artística.

Por otro lado, la alimentación o la vestimenta son, al igual que la cultura –o incluso más–, necesidades básicas del ser humano. Pues bien, las empresas que las proveen no son públicas y no dependen de subvenciones para hacerlo. La gente come y se viste en España sin que el Estado provea ni la comida ni la ropa. No quiero ni pensar el desastre que sería que el Estado intentase planificar la actividad de Mercadona o de Zara; los resultados en términos de escasez y de carestía en Venezuela demuestran que dicha política es un crimen. Por ello, Sr. Wert, le pido que sea un espectador pero no un actor de la cultura española. No me interesa el dinero de su ministerio; me interesa el dinero de los espectadores que elijan ver películas españolas.

Y, en este sentido, me gustaría pedir que se bajen los impuestos en España. No sólo el IVA cultural. Quiero que se bajen todos los impuestos. Si pidiese que se baje sólo el IVA cultural estaría siendo muy egoísta. Parecería que sólo me preocupa mi propia industria. Sería un lobista, no un artista. No puedo pretender que le vaya bien al cine mientras al conjunto de los ciudadanos le va mal. Más aún, no puedo pretender que le vaya bien al cine a costa de que al conjunto de los ciudadanos le vaya mal, es decir, que pague muchos impuestos para financiar mis subvenciones. Por eso le pido al Gobierno que baje los impuestos a todos los españoles. Lo que le cueste bajar impuestos lo compensará quitando subvenciones. Así ganaremos todos.

Por último, quiero dirigirme a las salas de cine: bajen los precios de las entradas. Cuando lo han hecho, han llenado. ¿Queremos dar acceso a la cultura a todos? Reduzcamos el obstáculo que supone un alto precio de entrada. Una película debe ser un medio para llegar a los ciudadanos, no para embolsarse una subvención. Reorientemos la industria hacia nuestros compatriotas. Hagámosles los verdaderos protagonistas del cine español. Renunciemos a las subvenciones, bajemos el precio de las entradas y abramos las puertas de los cines a la gente. Así habremos realizado el sueño que nos atrajo al mundo del cine en primer lugar.

Muchas gracias y espero que los organizadores de esta gala me vuelvan a invitar a hablar el año que viene.

www.pmanglano.com

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