De esta 19ª edición del Festival de Málaga de Cine Español lo mejor no lo estamos viendo en la Sección Oficial (salvo películas como Quatretondeta o La noche que mi madre mató a mi padre) ni en secciones paralelas, casi inexistentes, sino en la sección "5 minutos". Es decir, el cine que vendrá.
Este es el caso de Que dios nos perdone, segunda película de Rodrigo Sorogoyen. El director presentaba hace dos años en este mismo festival su primera película, Stockholm, hecha sin apenas presupuesto pero que dejaba entrever el potencial de este joven cineasta. La recompensa no se hizo esperar, dos productoras de la talla de Tornasol Films y Atremedia Cine apostaron por financiarle su nueva película. La distribución correrá a cargo de Warner Bros. El estreno, el 28 de octubre.
La historia nos sitúa en Madrid en el verano de 2011. En pleno apogeo del movimiento 15-M y un millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa, Madrid es el escenario de acción de un asesino en serie. Los inspectores Velarde (Antonio de la Torre) y Alfaro (Roberto Álamo) deben encontrarlo cuanto antes pero conforme más se acerquen más se darán cuenta de una cosa, ninguno de los dos es tan diferente del asesino.
La Sección Oficial propiamente dicha vivía su día más flojo con las proyecciones de Zoe y Callback. La primera trata sobre una madre en paro y su hija que deambulan de un sitio a otro tras ser desahuciadas por su casero y que no reciben la ayuda de nadie, ni de su propia familia. ¿Les suena? Efectivamente, salvo algunos cambios es la historia de una de las películas ganadoras el año pasado de este festival, Techo y comida.
El problema es que en una hora y media de metraje rodado al estilo documental no encontramos la emoción que contenía un sólo minuto de Techo y comida. Entre otras cosas porque le falta un guión. La improvisación sólo sale bien con actores profesionales y tras muchos ensayos, lo otro es un Callejeros pero sin verdad.
Callback por su parte cuenta la historia de un inmigrante latino en Nueva York que tiene muy claro su objetivo, ser actor de publicidad. Entretanto trabaja de mozo de mudanzas con una una identidad falsa con el único objetivo de pasar por un estadounidense que lucha por cumplir el llamado sueño americano. El problema surge cuando descubre que no engaña a nadie con su vida inventada. La frustración dará paso a una violencia brutal. Entretenida.
Por cierto, la película, que está rodada en Nueva York y en inglés, está financiada por TV3. Lo único catalán es su director, Carles Torras. En lo que va de festival, y si no me falla la memoria, ya he visto en los créditos iniciales el símbolo de TV3 o del Instituto Catalán de Finanzas o cualquier otro departamento público de la Generalidad como unas tres veces. Para que sirva de comparación, en un festival que se celebra en Andalucía y tiende a tener una cuota de películas "andaluzas" sólo he visto el logo de Canal Sur una vez. Un día nos detendremos más en ello.