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Juan Manuel González

Crítica: 'Los Hollar', con John Krasinski y Richard Jenkins

¿Qué ocurre en el ocaso de las familias? Los Hollar no acaba de respondernos.

¿Qué ocurre en el ocaso de las familias? Los Hollar no acaba de respondernos.
Los Hollar | Sony

Pocas veces un filme ha encajado tan bien en el subgénero del "dramedy" como esta Los Hollar, segunda película del actor John Krasinski que él mismo se encarga de protagonizar junto a un excelso plantel de actores. Una recreación de la tragicomedia familiar universal, con enfermedad materna de por medio, en la que el actor-director opta por 1) una sencillez y ternura que parecen prohibidas en el cine reciente so pena de castigo crítico, y 2) un enfoque cómico que desde luego distancia Los Hollar del último y galardonado drama familiar que nos hemos metido entre pecho y espalda, Manchester frente al mar.

Nada que objetar, entonces, al tono ligero y bienintencionado de Krasinski, que al contrario que Kenneth Lonergan trata de abordar la vertiente más "feel-good" movie de este regreso a casa del hijo pródigo. Pero una cosa es eso y otra caer de cabeza en el molde del melodrama televisivo e indie, y lo que es peor, no hacer intento alguno de salir de él. A medio camino entre los vicios de uno y otro, la película del coprotagonista de la versión americana de The Office no es mala o molesta, pero carece de la garra necesaria para perdurar lo más mínimo, no remata ninguna de sus subtramas de manera distinta a algún capítulo de Cinco hermanos.

Es como si Krasinski hubiera tomado de referencia Un lugar donde quedarse, el drama que protagonizó en 2009 para Sam Mendes, pero quedándose con sus rasgos más evidentes y molestos, desde una molesta y lánguida selección musical hasta la necesidad de coronar con un chiste cada escena, incluso la más dramática. Los Hollar tiene la levedad de un capítulo de una sitcom familiar pero carece de entidad como comedia y como drama, no tiene peso específico alguno.

Menos mal que están los actores. El propio Krasinski es una presencia afable y simpática, como lo es Margo Martindale, que obtiene aquí un papel protagonista que el cine le debía. Y qué decir de Richard Jenkins, que vuelve a presumir de olfato cómico y dramático como el extravagante cabeza de familia. Pero aunque no haya ni un solo actor que esté mal (por la cinta se pasean también Anna Kendrick, Sharlto Copley, Mary Elizabeth Winstead, Charlie Day...), que le dan un aire cómico y melancólico al asunto, aquí hay cosas que no se pueden remediar y la falta de ambición del proyecto, que no acaba de rematar ninguna vía, ni las tramas ni el humor negro ni tampoco la abiertamente sentimental, nos lo pone demasiado fácil. Los Hollar es un retrato de lo que ocurre cuando el sol se pone en una familia, pero sus escenas laten a ritmo de puro tópico. Agradable, pero a todas luces insuficiente.

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