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Málaga se equivoca abriéndose a América

El Festival de Málaga deja de ser solamente de cine español para abarcar películas hechas en Iberoamérica.

El Festival de Málaga deja de ser solamente de cine español para abarcar películas hechas en Iberoamérica.
Cartel de esta edición.

Este año el Festival de Málaga deja de ser "de cine español" para ser "de cine en español". Parece que es una sola preposición, pero es mucho más. En España ya hay espacios con solera para este tipo de cine como el Festival Iberoamericano de Huelva o la sección Horizontes Latinos en San Sebastián. Espacios que respaldan la entrada de estas películas y que, por tanto, por mucho que se empeñen los responsables del Festival de Málaga, no tiene ningún sentido en programarlas en la Sección Oficial.

No estamos hablando de coproducciones entre España y América latina, que es otra historia, sino de películas netamente latinoamericanas que competirán en la Sección Oficial con películas de producción española, que era sin ninguna duda el motivo de que existiera un festival como este. De cine español.

Los 20 años que cumple el Festival de Málaga hacen pensar en la evolución que ha tenido este certamen desde que nació casi como un experimento y al que ni los más optimistas daban un año de vida. Desde un principio, un servidor y otros tantos informadores apoyamos este certamen porque pensamos que era necesario que el público y la propia industria tuvieran un punto de encuentro para poder hablar de nuestras películas.

Aquí han nacido directores que luego han tenido una trayectoria magnífica, como es el caso de Daniel Sánchez Arévalo o Pablo Berger, que curiosamente está como jurado en esta edición. Y ese es el camino que debería seguir este festival.

Tres película diarias a Sección Oficial, más las películas de las secciones paralelas como Zona Zine, más premieres y demás, perjudican seriamente a lo que es, repito, el espíritu del festival. A los que tenemos que juzgar películas y hablar con sus protagonistas nos va a ser imposible cubrir ambas funciones de un festival que, además, debería ser más corto. No consiste en alargar sino en intentar traer lo mejor de lo que se verá en los próximos meses.

A lo mejor me equivoco y resulta que la experiencia funciona, pero tendremos que esperar al final de estos nueve días para saber qué pasa. Insisto, el Festival de Málaga tendría que ser el festival de cine español, no EN español, para eso hay otras plataformas.

Creo que no ha habido suficiente reflexión y que a veces el refrán del que mucho abarca poco aprieta se lo deberían haber aplicado. Pero bueno, estamos al inicio con un buen pistoletazo de salida como es la nueva película de Álex de la Iglesia, El Bar, encargada de inaugurar. Pero eso es otra historia y se la contaremos mañana.

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