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Juan Manuel González

Crítica: 'Noche de Venganza', con Jamie Foxx y Michelle Monaghan

Jamie Foxx es un poli corrupto encerrado en un casino durante una noche sin fin. 'Noche de venganza' es típica, pero no deja de agradar en su modestia.

Jamie Foxx es un poli corrupto encerrado en un casino durante una noche sin fin. 'Noche de venganza' es típica, pero no deja de agradar en su modestia.
Jamie Foxx y Michelle Monaghan | Sony

Desde el éxito de Venganza (en inglés,Taken), en la que Liam Neeson interpretaba a un padre coraje a la caza de los secuestradores de su hija, parecen haber sucedido dos cosas en el alicaído género del thriller de acción que tanto triunfó en los ochenta y noventa. En primer lugar, un relativo respiro a la hora de sacar el género de las estanterías de los videoclubs, o mejor dicho, de las plataformas de pago on-line, donde parecía irremediablemente condenado en un mundo de franquicias, blockbusters y universos narrativos capaces de condenar a la progresiva desaparición cualquier otro título de tamaño medio. En segundo, y más particularmente en España, que todos los filmes donde un atribulado agente deba solucionar un lío incluyan la palabra "venganza" en su nombre, venga ésta o no a cuento: la presente Noche de venganza (titulada así, bien es cierto, a raíz de la traducción de un original francés en que se basa, estrenada en 2011) se llama Sleepless en su versión original y no, no contiene ninguna venganza sino más bien un enredo morrocotudo en un casino de Las Vegas con polis corruptos, empresarios peores, robos de droga y hasta un secuestro que acaba no importando demasiado...

Una pena que su director, el suizo Baran bo Odar, parezca hacerse un lío con un material que otros como John Badham, Renny Harlin o John McTiernan (todos ellos, por cierto, todavía en activo) habrían manejado admirablemente. Porque, dejando de lado el filme original francés en que se basa, lo cierto es que Noche de venganza comienza como Training Day, sigue un poco como Rescate o Jungla de Cristal y continúa como, por ejemplo, las hitchcockianas A la hora señalada de Badham o incluso Snake Eyes, divertidísima película en la que Brian De Palma rindió un nuevo homenaje al primer director moderno, o último de los clásicos, demostrando, sin más, su capacidad de hacer interesante el absurdo. Aunque un servidor añadiría también Jo, qué noche, de Scorsese, otra que en términos de thriller a contrarreloj funciona sin problemas pese a su adscripción a la comedia.

Ninguno de los rasgos de las dos últimas aparece en Noche de Venganza, al menos proveniente de aquellos que se encuentran tras las cámaras, en tanto Odar parece conformarse demasiado pronto con el guiño a Training Day, es decir, el modelo de filme del poli aparentemente sucio metido en negocios aún peores que tan bien han tratado artistas como Michael Mann o David Ayer (no me cansaré de recomendar Sabotage y Sin Tregua). Pero aquí no existe el estilo de Antoine Fuqua, ni tampoco el refinamiento de Michael Mann, y el director parece no saber muy bien cómo manejar el guión y sus abundantes y artificiosos giros argumentales (otro rasgo que sin duda agradará a los fanáticos de los thrillers de hace quince o veinte años).

Su película se habría beneficiado de que un sentido del humor que su excelente reparto sí que sabe inyectar (ojo a Scoot McNairy o el excelente David Harbour) pero nadie, salvo ellos, parece tener muy en cuenta aquellas referencias. Noche de venganza es un filme entretenido que agradará a los seguidores del género, pero por lo demás resulta poco memorable. Su concepción de la acción (basada en un montaje picado y una cámara en mano ya convencionales) no resulta especialmente interesante o llamativa, asimilándose demasiado a cualquier serie de televisión actual. Y sus intentos de otorgar oscuridad al conjunto acaban en agua de borrajas una vez la película se encierra en el casino (y el conjunto mejora gracias a, precisamente, esa inverosimilitud).

Odar sigue mientras tanto a lo suyo, procurando que todos los intérpretes parezcan enfadados. Menos mal que tanto Michelle Monaghan como los citados Harbour y McNairy comprenden bien el meollo. Noche de venganza tiene algo de thriller policial sin disculpas, agrada en su retahíla de tópicos. Una pena, sin embargo, que se desprecie hasta cierto punto el protagonismo de Monaghan, a apenas dos minutos en pantalla de poder ejercer el protagonismo compartido frente a Foxx: una injusticia similar a la que sufre su personaje en la película.

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