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Juan Manuel González

Crítica: 'Lego Ninjago: La Película'. Las películas Lego bajan el nivel

Las películas Lego van bajando el nivel. Tras la excelente 'Legopelícula', esta tercera 'Ninjago' apenas alcanza su nivel.

Un rápido vistazo a los créditos finales de Ninjago, tercera película de la franquicia Lego que tanto éxito ha reportado con La Legopelícula y Batman: La Legopelícula, explica fácilmente todos los males del evento basado en la serie televisiva y los juguetes homónimos. Tres directores, seis guionistas (además de otros siete nombres vinculados a la historia), diecisiete productores y productores ejecutivos y cuatro montadores son, simplemente, muchas manos para cocinar un filme infantil formulario que, sin llegar a arruinar los méritos de las dos (frescas) aportaciones anteriores a la franquicia, sí delata el único interés del estudio a la hora de mantener viva su saga.

Ninjago es un filme entretenido y desde luego, no delata en su transcurso una excesiva confusión que atribuiríamos a semejante ficha técnica. Pero sí es la primera entrega de la saga cinematográfica Lego en la que se acusa el cansancio de la fórmula, y además, bastante. Repleta de ruido, color y en perpetuo movimiento (punto positivo), el filme pierde sin embargo toda la poesía de la aportación inicial de Phil Lord y Chris Miller, al fin y al cabo dos directores con identidad propia. Ninjago carece del juego referencial y satírico de aquella, que aunaba personajes como Superman, Batman o Gandalf en una aventura que recogía el lenguaje del blockbuster destructivo pero que resonaba a diversos niveles. Si en aquella la jugada casi metafísica en imagen real (que aportaba un nuevo nivel al relato) tenía lugar al final del largometraje, aquí se sucede al principio; un ejemplo perfecto de que todo está masticado y comido para las audiencias deseosos de otro fenomenal "product placement". Paralelamente, si el humor venía provenía en las dos entregas previas de gags visuales y paródicos, aquí (al menos en el doblaje español) se abusa de los chistes coloquiales.

Al margen de esto, y del tópico orientalista que define Ninjago (y que el filme naturalmente no se toma demasiado en serio), la película de Charlie Bean, Paul Fisher y Bob Logan también va a rebufo en todo lo demás: desde la comedia de instituto de su primer acto hasta el homenaje a Michael Bay de sus abundantes escenas de lucha. Todo está suficientemente engrasado y resulta incuestionablemente dinámico, pero la formidable gracia de la excelente La Legopelícula (e incluso del inferior, pero más que suficiente, spin-off dedicado a Batman) está aquí peligrosamente ausente.

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