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Rosa Belmonte

Monstrua

En 'La forma del agua' el monstruo en realidad no es él, sino ella.

En 'La forma del agua' el monstruo en realidad no es él, sino ella.
Victoria Abril en Átame | Archivo

(Este artículo destripa algo de Átame y algo de La forma del agua. Como propina, decir que Ana Karenina se tira al tren.)

Átame (1990) es una de las películas de Almodóvar que mejor ha envejecido. Que no ha envejecido, vaya. Que hasta tiene algunas de las escenas más recordadas de cualquier película (el submarinista en la bañera y cuando cantan ‘Resistiré’). Ricki (Antonio Banderas) acaba de salir de un psiquiátrico dispuesto a cambiar su vida. Quiere raptar a Marina (Victoria Abril), una deteriorada actriz porno, y convencerla de que será un buen marido y padre de sus hijos. Está convencido de que cuando lo conozca se enamorará perdidamente de él. La secuestra. Algo parecido a lo que el Freddie Clegg de El coleccionista (1965), de William Wyler, hace con Miranda Grey. Átame es una historia de amor sin ningún pudor. Átame equivale a te quiero, dijo Almodóvar cuando la película se estrenó. Y más: habla de "esa parte de las relaciones que no estamos dispuestos a aceptar pero que aceptamos porque no queremos ni podemos vivir sin amor".

Al agradecer el Oscar, Guillermo del Toro recordó, entre otros, a William Wyler. También a ET. Pero La forma del agua está más cerca del Átame de Almodóvar. Esa Sally Hawkins divirtiéndose en la bañera al principio de la película es Victoria Abril con su submarinista. La diferencia es que en la fantasía ameliniana de Guillermo del Toro la secuestradora es ella. Dijo Jimmy Kimmel en la ceremonia de entrega de los Oscar que este se recordará como el año que los hombres la cagaron tanto que las mujeres empezaron a salir con anfibios. Bueno, en todo caso es el año en que las mujeres se hartaron de que los hombres la cagaran tanto. Los hombres no se ha portado peor este año.

A algunos les gusta imaginar cómo sería Call me by your name si Elio fuera una chica. Lo hemos visto demasiadas veces. Imaginar una cosa semejante sólo obedece al clima actual en el que algunos ven violadores y tipos que abusan por todos lados. Imaginemos que Sally Hawkins es un hombre mudo y el monstruo, una chica. Sally Hawkins es Antonio Banderas, aunque ella tiene más mérito. Se lleva a su objeto de deseo de una instalación militar. Se lo lleva a su bañera porque no tiene submarinista. Se lo lleva para tirárselo. Menos mal que La forma del agua es un cuento con forma de cuento, con malos malísimos de dibujos animados. Si no a Guillermo del Toro no le ríen las gracias y la cinefilia en Hollywood. Como no se las habrían reído hoy a Almodóvar con Átame. El satírico El Mundo Today dio con el titular perfecto: "Harvey Weinstein agradece que los Oscar hayan decidido premiar un monstruo". Pero el monstruo es ella. Una monstrua, que diría Rosario Flores.

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