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Shinobu Hashimoto, la adaptación suprema de Shakespeare

El recientemente fallecido Shinobu Hashimoto ha sido crucial en la historia del cine por haber elaborado dos guiones asombrosos para Akira Kurosawa: 'Rashomon' y 'Trono de Sangre'.

Entre el público popular las estrellas se llevan el brillo de la película. Para el público más sofisticado todo es en última instancia prestigio para el director. Entre el creador cinematográfico y los intérpretes, "ganado" según Hitchcock, se encuentran un largo listado de profesionales desconocidos para la inmensa mayoría pero que tienen un papel crucial en la elaboración de una película. El mismo Hitchcock no habría sido tan grande sin la ayuda de músicos como Bernard Herrmann y guionistas como John Michael Hayes o Samuel Taylor.

Por ello aunque Akira Kurosawa sea el director japonés de cine más conocido no era tan escuchado el nombre del recientemente fallecido Shinobu Hashimoto. Y, sin embargo, ha sido crucial en la historia del cine por haber elaborado dos guiones asombrosos. Uno es el de Rashomon (1950), uno de los filmes que más ha contribuido a la discusión filosófica y que mejor refleja, anticipándolo, el estilo de nuestro tiempo en el que la noción de "relato" es tan crucial. La película narra un asesinato a través del testimonio del presunto asesino, de la mujer del samurai, del asesinado samurai y de un leñador testigo. Se pone en cuestión de esta manera la dificultad de alcanzar la "verdad judicial", por no hablar de la "verdad objetiva", a través de la "verdad subjetiva". De gran relevancia ante casos como el de la Manada, donde hay un incentivo tan grande a creer a las partes basándose simplemente en prejuicios que dan más valor a priori a unas palabras que a otras.

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Otra guión que es fundamental para la historia del cine de Hashimoto es el de Trono de Sangre (1957). Porque la adaptación del Macbeth de Shakespeare de Hashimoto destruye la noción del multiculturalismo según la cual hay diversos paradigmas inconmensurables y no hay diálogo ni comunicación posible entre personas de diversas culturas. Hashimoto realiza la mejor adaptación jamás hecha de Shakespeare. ¡Un japonés adaptando al medievo de su país una tragedia isabelina de un inglés! Solo Ran, otra célebre adaptación de Kurosawa (esta vez sin Hashimoto) del Rey Lear, puede competir con Trono de Sangre.

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Para rizar el rizo de la universalidad del arte humano, que destroza la noción racista de la posmodernidad líquida según la cual cuando alguien toma elementos de una cultura que no es la suya de nacimiento está cayendo en la "apropiación cultural", Hashimoto realizó algunos de los mejores western jamás realizados, sustituyendo pistolas por katanas en Los siete samurais (1954) y La fortaleza escondida (1958), que influyeron a su vez en el cine hollywoodense de donde había venido la inspiración primigenia, sobre todo en la saga galáctica, donde las katanas fueron sustituidas por espadas láser, de Star Wars.

Elegante y profundo, capaz de combinar el respeto por el público con la aspiración a una excelencia sublime, Hashimoto representa el mejor modelo posible de guionista, aquel que trabaja para que la forma de la película adquiera un fondo que la dota de un mensaje implícito y un mecanismo de diversión que combine el dar que pensar con el entretenimiento inteligente.

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