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Juan Manuel González

Crítica: '6 en la Sombra' de Michael Bay, con Ryan Reynolds

Michael Bay firma su película más disponible con '6 en la sombra', ya disponible en Netflix.

Michael Bay firma su película más disponible con '6 en la sombra', ya disponible en Netflix.
6 en la sombra | Netflix

Si alguien pensó que Michael Bay iba a relajarse en su película para Netflix que lo piense otra vez. Es más, en 6 en la Sombra, su primer trabajo para la plataforma de streaming, liberado por fin de la obligación de entregar una película apta para menores y sin (parece ser) limitaciones de presupuesto, Bay ha encontrado la oportunidad para desquitarse y entregar su película más desatada y cruda en años, tanto en lo ético como en lo estético, sin disminuir el tamaño del invento. En lo primero, en lo estético, Bay se acerca más que nunca al Tony Scott de Dominó o El Fuego de la Venganza, con continuas fugas al pasado, el presente e incluso "smash cuts" chistosos propios de una sitcom o Padre de Familia, que refuerzan el histerismo del producto y cierta confusión narrativa pero que dirigen al autor hasta cierto sentido de la abstracción; en lo segundo y al igual que La Roca o 13 Horas, Bay se acerca a lo que podríamos denominar una historia ética en tanto el cineasta no deja de revelar eso, su idea de lo que es honesto y lo que no según los parámetros del tío que dirigió Dolor y Dinero y Dos Policías Rebeldes 2, quizá los precedentes más directo de la que nos ocupa. Y si eso, en su mente, pide sangre, modelos en lencería, chistes verdes y helicópteros fotografiados (formidablemente) al amanecer, adelante con ello.

Los afortunados que pudimos ver 6 en la sombra en una gran pantalla podemos prometer y prometemos que Bay no ha entregado una película menor en escala a las que habitúa. Ni que Netfix no estuviese jugando al mismo juego que los grandes estudios, solo que adaptado a su propio modelo de distribución que este año le ha comido la tostada a los grandes estudios con películas como El Irlandés, Historia de un matrimonio y la aquí presente. A medio camino conceptual entre Doce del Patíbulo y las últimas entregas de Misión Imposible, la película perpetrada al alimón con Ryan Reynolds y sus guionistas en Deadpool, Rhett Reese y Paul Wernick, es una joya visual que navega entre la oligofrenia y algún trastorno de histerismo nervioso. Parece, de hecho, una película dirigida por el propio Deadpool, cursi y noble de corazón y salvaje, excesiva y barroca hasta lo estúpido en todo lo demás. Bay no duda en utilizar la ultraviolencia como alegre gag visual, matar (figuradamente) extras civiles en las escenas de acción, destrozar cuerpos humanos por doquier y, por el camino, formular su ya habitual collage de motivos en los que el autor de La Roca se retroalimenta de todos pero sobre todo se fagocita a sí mismo. El problema quizá seamos nosotros, acostumbrados a vivir en un mundo de franquicias donde las películas de acción utilizan los holocaustos como motivo pero mostrando más bien ninguna consecuencia físicas de los mismos.

6 en la sombra es fascinante porque va a por ello (atención a la terrorífica secuencia del bombardeo, al atropello masivo de civiles en los compases finales del film, a los chorros de sangre que asoman en la persecución inicial) y porque, además, coloca a un CEO como líder de un grupo paramilitar y justiciero en vez de un soldado de fortuna descarriado. Signo de los nuevos tiempos, convertir a un corporativo en el nuevo modelo de renegado y salvador, el artífice junto a su equipo de millenials descarriados de un "coup d'etat" bienintencionado, pero a la vez un tanto inquietante (vamos a ser claro: a Bay el suspense y lo político se la traen al pairo) en un lejano país asiático. Quien quiera leer entre líneas lo que Bay en realidad formula sin ningún tipo de sutileza quizá salga con algo aprendido de este estúpido, memorable y vital juego visual. Porque si sabemos jugar al juego de Bay, adaptarnos a su peculiar inteligencia, abrazar su concepto de elegía paramilitar videoclipera, 6 en la sombra es una de las películas del año, y desde luego una de las buenas de toda su carrera.

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Imagen de 6 en la sombra | Netflix

Atención a todas y cada una de sus secuencias de acción, desde la persecución en coche por Italia (donde Bay ya desata su violencia contra villanos y civiles entre chistes adolescentes y destrozos inconmensurables) hasta la acontecida en el rascacielos y el salvaje desenlace en el barco. Bay demuestra una y otra vez que dirige, edita y juega en otra línea diferente a la de cualquier director de acción de franquicia Marvel o DC, con la sola excepción de otro esteta tan discutido como Zack Snyder. 6 en la Sombra es una película de acción para tiempos de cambio de régimen, y una en la que Bay se atreve incluso a formular sentencias artísticas y vitales inaccesibles aún para el cineasta que se inició rodando anuncios en los 90. Excelente.

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