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Rosa Belmonte

Reírse de vampiros y de nazis

Pese a ser una denuncia de los prejuicios y el totalitarismo, 'Jojo Rabbit' es también un alegato de la bondad y la superación del miedo.

Pese a ser una denuncia de los prejuicios y el totalitarismo, 'Jojo Rabbit' es también un alegato de la bondad y la superación del miedo.
'Jojo Rabbit', protagonizada por Taika Waititi. | Fox

La vida es bella es una película detestable. Y no sólo por lo que decía Simone Veil: "Ningún niño estuvo junto a su padre en ningún campo, y ningún deportado vivió una liberación parecida al happy end milagroso y ridículo con el que termina la película". Lo increíble es que a Imre Kertész, que había estado en Auschwitz y Buchenwald, sí le gustara la película (con la consiguiente reprimenda de Lanzmann).

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La vida es bella | Youtube

A Veil tampoco le gustaba La lista de Schindler: "Caricaturiza la realidad histórica porque fueron cincuenta personas como máximo las que pudieron beneficiarse del acto de valentía de Schindler. Está lejos de ser poco, pero no se corresponde con el argumento de la película". Sin embargo, sí apreciaba la serie Holocausto (1978) porque era una "una obra interesante en sus descripción de Alemania, que mostraba a un grupo de burgueses alemanes judíos convencidos de que nada podía ocurrirles".

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Heil Honey, I'm Home! | Youtube

No sé si Simone Veil (no he leído nada al respecto) tuvo conocimiento de Heil Honey, I'm Home! (1990), la sitcom británica cancelada después de un episodio. La serie parodiaba una comedia familiar donde Adolf Hitler y Eva Braun vivían en Berlín en 1938 al lado de una pareja judía, Arny y Rosa Goldenstein. Hitler no se llevaba nada bien con sus vecinos. El planteamiento era ingenioso pero el desarrollo resultaba soso y plano. Y quizá ello fuera intencionado. Pero, claro, no se canceló por sosa. Aunque se estuvieran parodiando las sitcoms americanas y no el nazismo, se consideró una trivialización de la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y el propio Hitler. Geoff Atkinson, su autor, se sintió incomprendido. Pretendía mostrar la apaciguación y tolerancia de la época, pero la sátira y la ironía saltaron por los aires y le cayeron en la cabeza.

Taika Waititi hace equilibrios para que Jojo Rabbit no se caiga. Y lo consigue. Podía ser más gracioso, pero se queda en el punto justo de humor. No es lo mismo reírse de los vampiros (Lo que hacemos en las sombras) que de Hitler. Es verdad que el humor funciona mejor al principio, cuando no hay cosas horribles ante los ojos del niño protagonista. No es que con el horror haga gracietas que no funcionan, es que no las hace. Aunque es difícil no ver a Rebel Wilson como nazi, incluso al final, cuando reparte armas, y no morirte de la risa. Qué buena guardiana de campo de concentración, con pastor alemán, habría hecho.

https://www.youtube.com/watch?v=HwixoNNy_8Y

El rey Juan Carlos de pequeño

Roman Griffin Davies, el niño protagonista es como el rey Juan Carlos de pequeño. Y tiene un adorable amigo, Yorki (Archie Yates), que es como el señor Galindo pero gordito. Y al contrario que Galindo, provoca ganas de abrazarlo y achucharlo. Es el segundo mejor amigo de Jojo porque el primero es un Adolf Hitler imaginario interpretado por Taika Waititi. Un idiota. Como idiota es el maravilloso Sam Rockwell de alocado oficial nazi. Y Scarlett Johansson como madre de Jojo. Maravillosa, no idiota. Sale poco pero llena la película. Está guapísima en esa plaza llena de esvásticas con su ridículo sombrerito. Tan buena y tan divertida.

La vida es bella es una película deleznable por muchas razones. Pero, sobre todo, es cursi. Y en eso no cae Jojo Rabbit. Aunque la bondad te salpique. Pese a ser una denuncia de los prejuicios y el totalitarismo, es también un alegato de la bondad y la superación del miedo. Y la ternura de Yorki. "Jojo, nos hemos equivocado de bando".

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