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Juan Manuel González

Crítica: 'Artemis Fowl' de Walt Disney

Artemis Fowl, una costosa fantasía estrenada directamente en Disney+, es el peor trabajo cinematográfico de Kenneth Branagh.

Artemis Fowl, una costosa fantasía estrenada directamente en Disney+, es el peor trabajo cinematográfico de Kenneth Branagh.
Artemis Fowl | Walt Disney

Como una pescadilla que se muerde la cola, uno podría debatir eternamente si Artemis Fowl, la película estrenada por Disney + basada en los libros juveniles de Eoin Colfer, se ha saltado el estreno en cines por ser una patata caliente, un filme virtualmente caído en desgracia durante su propia ejecución, o bien si estrenar la película directamente online ha sido una jugada maestra de la casa del ratón.

Porque ambas opciones son verdaderas: el covid-19 ha imposibilitado el correcto estreno de esta superproducción dirigida por Kenneth Branagh, oportunidad que ahora mismo suplen con creces las distintas plataformas que han remodelado el mundo del entretenimiento en apenas un par de años.

No obstante, nada oculta una realidad palpable: estamos también ante una película que da la impresión de haber sufrido varios palos en la sala de montaje y cuyo concepto original adolece de la credibilidad necesaria para, medios abundantes aparte, montar una saga de cierta entidad.

La solidez de la franquicia Harry Potter, ódienla o no, brilla por su ausencia en Artemis Fowl, un espectáculo de fantasía infantil en el que el mundo humano y el de la magia entran en conflicto en medio de una investigación, la que desarrolla el superdotado Artemis para encontrar a su padre, acusado a su vez del robo de un importante dispositivo mágico.

Branagh, que ya ensayó con éxito su trayectoria en el estudio con la primera entrega de Thor (para quien esto escribe, la mejor con diferencia de la saga del Dios del Trueno, a mucha distancia además de la dirigida por Taika Waititi) y la muy correcta versión de Cenicienta, fracasa aquí a la hora de dar entidad los dos primeros volúmenes de los libros del irlandés Eoin Colfer.

No es un problema de puesta en escena, que Branagh entrega con su habitual dinamismo y ganas, ni tan siquiera falta de medios técnicos (pese a algún efecto visual discutible existen secuencias reseñables en esta Artemis Fowl). Pero el montaje embarullado, la omnipresente y molestísima voz en off de Josh Gad, que transcribe literalmente toda la película e impide a los actores hacer su trabajo (hay personajes que carecen totalmente de función en el relato), y por qué no decirlo, el nefasto gusto a la hora de dar credibilidad a un mejunje de cuento hadas y tecnología a lo James Bond que nunca debería haber existido, hunden el invento. Da toda la impresión de que en algún momento la película le hubiera sido arrebatada al director británico, recortada y acabada bruscamente, sin confianza ninguna en lo que Branagh pudiera hacer con el mal guión o los excelentes profesionales implicados.

Artemis Fowl dura apenas hora y media que se hace larga debido a su incapacidad para crear lazos entre sus personajes y el espectador, pese a secuencias tan espectaculares e interesantes como la del ogro en la casa familiar del protagonista, la excelente música de Patrick Doyle, colaborador habitual de Branagh, y la labor excelente de actores como el descubrimiento Lara McDonnell, Josh Gad o incluso Colin Farrell (del Artemis encarnado por el terrible Ferdia Shaw mejor ni hablamos).

Sin duda, la existencia de Disney + ha dado al estudio la oportunidad perfecta para dar una salida rentable a un producto destinado a fracasar en las salas, una suerte de víctima colateral de la propia cultura del "blockbuster" que se impone en el mercado.

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