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Crítica: 'Color Out of Space', con Nicolas Cage

Color Out of Space es más que una película de terror de serie B con Nicolas Cage. Es una fantástica adaptación de Lovecraft.

Color Out of Space es más que una película de terror de serie B con Nicolas Cage. Es una fantástica adaptación de Lovecraft.
Color out of space | A Contracorriente

El relato El color que cayó del cielo del mítico H.P. Lovecraft ha tenido varias adaptaciones al cine, la casi ignota producción alemana Color out of space de Huan Vu y la olvidada Granja Maldita protagonizada por el niño Wil Wheaton en 1987. Y ahora esta nueva película, Color out of Space, dirigida por el desaparecido Richard Stanley, que ciertamente viene como anillo al dedo en estos tiempos extraños en los que la realidad mutante, lo imposible e inesperado, puede presentarse sin problemas en las puertas de casa. Como un meteorito que cae desde nadie sabe dónde.

Color Out of Space se apoya en el terror clásico de se los 50 y su prolongación natural en los 80, pero su alma y sustento moral habita más bien en los ariscos 70. Stanley, desaparecido en combate desde aquel fatal rodaje de La Isla del Dr Moreau con Marlon Brando y Val Kilmer, la película que tenía que haberle lanzado (fue sustituido por el veterano John Frankenheimer) retoma las riendas de una carrera cinematográfica demostrando que quien tuvo en sus inicios, retuvo tras ese ¿obligado? paréntesis. Su película es preciosista, ambiciosa como solo puede serlo una película de serie B sin complejos, y sí, lisérgica.

Color Out of Space es uno de los filmes de terror fantástico más completos de sus últimos años. Stanley no es tan prepotente como para desaprovechar la presencia de un macarra como Nicolas Cage, que efectivamente cumple su habitual expediente de locura transitoria pero en el contexto de un personaje notable. El actor (cuya filmografía última combina olvidarles títulos a DVD con esforzadas rarezas), junto a Stanley, trata a toda costa de decorar lo mediocre y añadir cierta dosis de extravagancia y humor. Porque Color Out of Space es, en realidad, una dura película de terror de cocción lenta y un par de arrebatos de horror corporal que harían sudar al John Carpenter de La cosa, a la que guiña el ojo sin disimulo con ese destino final de las alpacas: lo que sucede con dos personajes que no contaremos es, simplemente, atroz, salvaje, terrible, desalmado (y aquí Stanley se permite su propio "tour de force" potenciando el humor negro en ese terrible capítulo).

Si algo caracteriza a Lovecraft son sus monstruos cósmicos de visión horripilante, materializados aquí (es un decir) en un color que altera la psique y la realidad como un cáncer que invade todo de manera invisible, esquiva. Stanley traza un par de interesantes paralelismos con el cambio climático, pero ni siquiera: su película va más allá de la agenda política actual. El director se toma su tiempo (probablemente demasiado, por su abstracción, ritmo y duración, la película aburrirá al fan de la acción) y disemina aquí y allá los traumas psicológicos de sus personajes, su pasado con el ácido, con la enfermedad, sabedor de que nada puede detener a un color del espacio exterior.

Nada importa en esta fantástica película de horror cósmico que trae de vuelta con rigor y sentido cinematográfico los horrores de décadas pasadas. Y del espacio exterior. Stanley dice que planea una trilogía de horror lovecraftiano y que la siguiente es El Horror de Dunwich. Más, por favor.

Color Out of Space se estrena en cines el 7 de agosto.

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