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Castilla y León

La película que supone una tortura para el cerebro y los tímpanos

Tres películas muy diferentes en la Seminci: la cruda canadiense Puppy love, la emotiva israelí Here we are y la insufrible india El discípulo.

Tres películas muy diferentes en la Seminci: la cruda canadiense Puppy love, la emotiva israelí Here we are y la insufrible india El discípulo.
El discípulo. | El discípulo

La 65 edición de la Seminci ha seguido con tres películas muy dispares entre ellas. En primer lugar el film canadiense-norteamericano Puppy love, el debut en el largometraje de Michael Maxxis tras una larga trayectoria en el campo del videoclip. La película está inspirada al 80%, como reza en los títulos iniciales, en la historia del primo del director, Morgan, un joven solitario que sufre una lesión cerebral.

La historia comienza con Morgan acudiendo a una piscina cubierta y metiéndose en un jacuzzi con un grupo de personas de lo más dispar a los que contará cómo sacó a una prostituta de la calle y de las drogas. La madre de Morgan es ludópata por lo que el joven vive con su hermano, amante de las peleas de bar y adicto al sexo de pago. Así conocerá una noche a Carla e iniciarán una bonita historia de amor platónico. Morgan sólo busca compañía y algo de cariño mientras que Carla un faro que la guíe tras un pasado terrorífico.

Película cruda en la que vemos el choque de la ternura interior de dos personajes devorados por un entorno atroz y hostil. Puppy love se sustenta sobre dos sólidas interpretaciones a cargo de Hopper Penn, hijo de Sean Penn y Robin Wright, y Paz de la Huerta, dos enfants terribles de Hollywood.

Paz de la Huerta, hija de Íñigo de la Huerta y Ozores, XVI duque de Mandas y Villanueva, marqués de Parga y Grande de España, fue una de las que denunció a Harvey Weinstein por violación. Preguntada por esRadio durante su visita a la Seminci sobre si ha cambiado Hollywood tras las denuncias y la entrada en prisión del otrora todopoderoso productor, tras unos segundos sopesando la respuesta y un gran suspiro, se limitó a decir que "es una respuesta demasiado larga". Sobre el movimiento #MeToo sí aseguró a Es Cine que "estoy de acuerdo con lo que defienden pero no con las mujeres que lo están protagonizando".

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La siguiente película, la israelí Here we are, sacó a flote los sentimientos más bellos, el amor incondicional de un padre hacia su hijo adolescente autista. Un padre que lucha contra la decisión de su exmujer de meter al joven en un centro especializado y que lo llevará a escapar con su hijo al que intuye que no está preparado para la separación. ¿O quizás sea el padre el que no lo esté? Película que cuenta con distribución en España.

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El dicho "no hay dos sin tres" no se cumplió en esta ocasión porque la tercera película a competición no es que no fuera buena, es que resultó ser una tortura. Se trata de la cinta india El discípulo en la que un joven ha dedicado toda su vida a convertirse en un gran vocalista de música clásica de la India, ya empezamos mal. Su director no crean que se conforma con ponernos un breve resumen de las actuaciones del joven y de su maestro, no, las pone enteritas, y una y otra vez a lo largo de los 127 minutos que dura el film.

Imagínense hacer una película de, repito, 127 minutos del palo más profundo del flamenco como pueden ser las tarantas. Y que de esos 127 minutos, que unos 100 estén con ese cante tan profundo, ya sea en primer plano, o como efecto sonoro de fondo. Y ya puestos a imaginar, que esa película se la ponemos a un grupo de espectadores de la India. Si creen que exagero, a continuación intenten aguantar el apenas minuto y 9 segundos que dura el tráiler, y recuerden, la película es así durante 127 minutos. Absténganse los que recuerden fácilmente cualquier melodía, horas después todavía estoy intentando sacar ese soniquete de mi cabeza.

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