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Castilla y León

El párroco vasco que ante un asesinato de ETA dudaba entre "su merecido se llevan" y el "no está bien"

Iñaki Arteta ha presentado en la Seminci su documental Bajo el silencio sobre cómo el relato de ETA y su entorno es lo único que se escucha hoy día.

Iñaki Arteta ha presentado en la Seminci su documental Bajo el silencio sobre cómo el relato de ETA y su entorno es lo único que se escucha hoy día.
Bajo el silencio

El 16 de marzo de 2010 ETA asesinaba a su última víctima. Diez años después sigue habiendo 379 asesinatos sin resolver, ETA está en las instituciones y las víctimas en el mayor de los olvidos. El director vasco Iñaki Arteta ha presentado en la Seminci su último documental, Bajo el silencio, destinado precisamente a que no se reescriba lo que ahora llaman "el relato".

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Iñaki Arteta

El título del documental no puede ser más descriptivo ya que, en palabras del propio Arteta para Es Cine, "el éxito de la campaña terrorista ha sido instalar el silencio de forma casi endémica en la sociedad vasca". Un silencio que busca, por un lado, "blanquear el pasado de ETA a través de su partido político y, por otro, la conveniencia, no quieren hablar porque ellos no adoptaron una actitud beligerante contra el terrorismo".

El documental comienza con un extracto de una entrevista-reportaje en tono alegre y divertido de la ETB a Arnaldo Otegi. Mientras pasean por el campo le preguntan entre risas "¿por qué te gusta tanto el monte, Arnaldo?", literal y nauseabundo. Arteta explica a esRadio que "ellos han ocupado un espacio que se les ha ido dejando". Un espacio como el de la TV pública vasca, esa en la que nunca se verá a las víctimas del terrorismo, porque "la ETB está abierta al mundo radical a los que nunca les harán preguntas incómodas y a los que tratan como personas honorables, es como si no hubieran tenido un ayer".

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Rodaje 'Bajo el silencio'.

El hilo conductor del documental es un joven periodista que recorre ciudades y pueblos del País Vasco recogiendo algunos testimonios que son estremecedores, como el maldito "algo habrán hecho" o directamente la justificación. Para Arteta eso se debe a que "parte de la sociedad vasca padece una enfermedad psiquiátrica". Mención especial merecen las declaraciones repulsivas del párroco de Lemona (Vizcaya). Iñaki Arteta recuerda cómo fue "una entrevista azarosa, fuimos a la iglesia del pueblo porque desde allí se activó un artefacto que mató a dos guardias civiles para ver si el párroco recordaba algo de lo ocurrido".

Lo que viene a continuación es desolador, escuchar a un sacerdote decir "no sabes a qué atenerte, por una parte te alegras porque piensas que su merecido se llevan y, por otro lado, jo, pero no está bien". El director vasco se pregunta qué pensará realmente este sacerdote del quinto mandamiento, "habla con esa sensación de impunidad porque no cree que nadie le vaya a llamar la atención por ese discurso".

Uno de los retos del documental para su director era precisamente "que no se repitieran demasiado los argumentos que para ese mundo son la clave de su justificación a todo lo que ha pasado".

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Rodaje 'Bajo el silencio'.

La rendición del Estado ante ETA

Para Iñaki Arteta uno de los problemas fundamentales es que se parte "de ese final falso de ETA en el que dejaron de matar ayudada por varios gobiernos, especialmente el de Zapatero". La estrategia fue "que a cambio de dejar de matar tuvieran una opción política legalizada admitiéndoles en el juego político sin haberles filtrado sus mensajes por los que mataron tantos años".

Una opción política que no se ilegaliza "pese a no reconocer su pasado, más bien todo lo contrario, alardean de él pensando que los demás estaremos callados". Sin duda, "dicta mucho de un final más honroso que hubiera sido, no sólo derrotarles policialmente, sino haber puesto una cuarentena su proyecto político".

Víctimas del terrorismo

Arteta explica que las víctimas del terrorismo han pasado por diferentes etapas, "del ostracismo a la pena de haber sido culpables de algo". También ha habido "épocas mejores en las que se les ha reconocido". Sin embargo, "después de acabada ETA se ha dado por amortizadas a las víctimas, es como que no deben hablar más".

Para el director vasco su memoria debe ser "permanente" para "darnos cuenta de que su actitud durante todo este tiempo es la que ha permitido poder vivir en paz, nunca optaron por la venganza". Lo más triste de todo es que "si una víctima apela a la memoria de su familiar parece que está molestando a este 'ambiente tan maravilloso' que ha dejado ETA porque ha dejado de matar".

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