
Atención a los fans del cine de acción y el thriller de los 90. Porque la última película de Taylor Sheridan, guionista de Sicario y Comanchería, modula el discurso amargo de aquellas para bascular hacia el modelo de actioner surgido en, fundamentalmente, la siempre infravalorada Máximo Riesgo de Harlin y Stallone. Dicho de otra manera: no es que sus ingredientes aislados no resulten familiares, pero Aquellos que desean mi muerte es un título atípico por, precisamente, su escaso sentido de la oportunidad, y eso —paradójicamente— es algo que se agradece.
La película sigue los pasos de un adolescente y su padre, un asesor fiscal que —ya saben— descubre "algo", perseguidos por dos letales asesinos con una misión clara: acabar con ellos. La pareja recala en los bosques de Montana, donde una exbombero y experta en supervivencia (cuyo trauma resulta análogo al de Stallone en Máximo Riesgo) se interpondrá en el camino de ambos… al igual que un terrible incendio.
Si en los 90 películas como Hard Rain y Tormenta de Fuego hibridaron el fugaz cine de acción heroico de los ochenta con el (igualmente efímero) revival de cine de catástrofes de esa época, Aquellos que desean mi muerte hace eso y añade a la increíble fórmula la hosca y violenta escritura de Sheridan, como si una dosis de Fargo o Un plan sencillo se inyectase en la película para rebajar la espectacularidad y acercar la cámara al puro "noir", un western rural esencialmente americano y el puro drama de los personajes. El mix es tremendamente particular, genérico pero a la vez inesperado, y desde luego en ocasiones algo forzado. Hay dos historias, la de la huida y la que transcurrirá en los bosques de Montana que se cruzan con la sutileza de un choque de trenes. Los personajes pintorescos y el cuadro de relaciones emocionales entre ambos nunca llega a cuajar, y como revival del cine de acción noventero falta algo de espectacularidad.
Pero la película está defendida por un grupo de actores excelente, empezando por una inesperada y macarra Angelina Jolie, aquí tratando de recuperar algo de su estrellato antes de sucumbir a los dictados de la nueva fama de la factoría Marvel y la próxima The Eternals. Sheridan da la impresión de escribir mejor a los malos que a los buenos, y Nicholas Hoult y Aidan Guillen aprovechan hasta el último segundo. Aquellos que desean mi muerte podría considerarse una película en cierto modo fallida, pero a la vez una tremendamente disfrutable, inesperada durante gran parte de su ajustadísimo metraje, imprevisible a su manera tanto en términos de thriller como cine de acción de serie B. Lo dicho: los fans de Máximo riesgo deberían hacer cola en el cine para esta, la van a disfrutar.