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Juan Manuel González

Crítica: 'Reminiscencia', con Hugh Jackman y Rebecca Ferguson

Aunque su narración se embrolle y pierda su punto a medida que avanza, 'Reminiscencia' es una de las películas con mejores ideas del verano.

Aunque su narración se embrolle y pierda su punto a medida que avanza, 'Reminiscencia' es una de las películas con mejores ideas del verano.
Hugh Jackman en Reminiscencia. | Warner

Hace no tanto tiempo Hollywood estrenaba en cines películas como Reminiscencia semana sí, semana también. Un concepto de referencias reconocibles pero que parte de una idea original, que no depende de ninguna franquicia o propiedad intelectual previa, apoyada por estrellas carismáticas y con un puñado de eficaces imágenes capaces de avalar un filme comercial pero con ciertas ambiciones de profundidad.

Resulta obvio que no estamos en esos años, porque Reminiscencia, estrenada en EEUU de manera simultánea en salas y HBO Max (en España sale exclusivamente en cines) se la ha dado en la taquilla americana de una manera más que notable. Y es una pena, porque la película de Lisa Joy, creadora de la serie Westworld junto a Jonathan Nolan, su marido y -por si no lo habían adivinado- hermano del mismísimo Christopher Nolan, con quien ha confeccionado varios guiones, es un conglomerado de virtudes y buenas ideas que, aunque no siempre llegan correctamente al espectador, resulta sumamente interesante.

Sí, es contradictorio comenzar un comentario sobre Reminiscencia, película que reflexiona sobre la naturaleza tóxica de los recuerdos, recordando tiempos pasados. Pero ella misma es una película que remite a un ayer probablemente imperfecto pero conservado como una imagen perfecta en nuestras mentes.

La película de Joy parte de visuales muy similares a Origen de Nolan (esa ciudad de Miami convertida en una suerte de Venecia, con sus rascacielos erigiéndose sobre el agua) y a partir de ahí construye un suspense "noir" con Hugh Jackman encarnando a un detective de recuerdos enamorado de la mujer fatal Rebecca Ferguson, navegando entre todos los clichés del cine negro imaginables. Su obsesión por ella descubrirá una inesperada trama de corrupción y una serie de secretos personales relevantes para todos los implicados.

Joy abusa un tanto de la inevitable voz en off del detective y añade pinceladas sociopolíticas de trazo grueso que no hacían ni maldita falta. Da la impresión de que el estilizado sello visual del filme proviene más bien de su cinematógrafo Paul Cameron, director de fotografía de artistas consagrados como Michael Mann, Dominic Sena o Tony Scott, que de la propia directora debutante, que delata su pasado televisivo confiando excesivamente en diálogos expositivos y no en el poder de la imagen.

Por eso podríamos calificar Reminiscencia como una película fallida, sí, pero también como una mucho más estimulante que muchos otros triunfos de taquilla contemporáneos. Lisa Joy entrega al espectador una simulación romántica de recuerdos e imágenes pretéritas tremendamente peligrosas pero, en última instancia, refugios sublimes capaces de sobreponerse y otorgar sentido a una realidad sucia, terrible y contradictoria.

Jackman y Ferguson hacen muy bien su trabajo de arquetipos "noir", guiando con su carisma y formidables físicos al espectador por una trama previsiblemente enrevesada que Joy no siempre sabe cómo hacer interesante, pero que está preñada de discurso, interés e imágenes poéticas insertadas en el relato de una película de acción. Es decir, que pese a todo y sin llegar a convertirse en un clásico, Reminiscencia contiene todos los elementos que deberían ser capaces de llevar al espectador al cine… cosa que no ha pasado.

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