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Juan Manuel González

Crítica: 'Resident Evil. Bienvenidos a Raccoon City', nueva saga basada en los videojuegos Capcom

Resident Evil comienza de nuevo en las pantallas de cine con esta Bienvenidos a Raccoon City. En esta ocasión, la apuesta opta por el terror.

Resident Evil comienza de nuevo en las pantallas de cine con esta Bienvenidos a Raccoon City. En esta ocasión, la apuesta opta por el terror.
Resident Evil | Sony

En un momento cualquiera de esta Resident Evil, reinicio de la saga hasta ahora pilotada matrimonio Milla Jovovich-Paul W.S. Anderson, la protagonista Claire Redfield (Kaya Scodelario) explica, cargando una escopeta, que es así de dura porque "se crió en un orfanato". Es una muestra como cualquier otra del tipo de película que es esta Bienvenidos a Raccoon City, que coge -sobre todo- los dos primeros videojuegos de Capcom y los agita para contar los comienzos de la epidemia de infectados en, esta vez, clave de serie B de terror "vintage" con un tratamiento más franco y directo que el de la saga anterior.

¿Significa eso que la nueva Resident Evil es mejor que la anterior? La referencia del director Johannes Roberts es tan clara y sincera que se aprecia incluso en la tipografía de los créditos y la banda sonora, con el espíritu de John Carpenter y títulos como La Niebla o 1997: Rescate en Nueva York como principal referente. Pero eso, claro, no tiene por qué significar nada.

La película tiene un problema grave que su falta de pretensiones no logra disimular. Durante una hora de metraje, y debido a su pretensión de hacer lo que la anterior saga no hizo, ceñirse al videojuego, se limita a acumular y comprimir personajes, situaciones y escenarios que frenan la acción y hacen que la mitad del filme parezca más bien un planteamiento que un relato en sí mismo. Y esto un buen narrador como John Carpenter nunca lo hubiera permitido.

La sensación que transmite el guión escrito por el propio Roberts es que sus secuencias son cinemáticas explicativas de un videojuego sin verdadera consistencia cinematográfica, con un ritmo abrupto que desemboca en un final anticlimático y torpe, en el que da la impresión de haberse agotado el presupuesto antes de tiempo (el enfrentamiento con el monstruo final, por ejemplo, brilla por su ausencia). La progresión y escasa tensión del filme la aporta la cuenta atrás que se cierne sobre los protagonistas sin que ellos lo sepan, con una catástrofe con aires de Chernobyl o Hiroshima pesando sobre ellos.

No obstante, este factor favorece a su indisimulado aire de película de videoclub de serie Z, marrullera y gruesa pero con un buen uso del panorámico, alguna buena actuación aislada (por supuesto, Donal Logue, consciente del producto en el que está) y un aire pesadillesco y alucinado bastante logrado. Si ustedes recuerdan los tráilers de Grindhouse, lo cierto es que Resident Evil. Bienvenidos a Raccoon City trata de jugar en esa misma línea de producto, siendo incluso más consciente que el propio espectador de ser un pedazo de basura cinematográfica destinada a un programa doble de cine de barrio. Si ustedes quieren jugar en ese campo, lo cierto es que podrían no salir excesivamente disgustados.

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