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Fernando León de Aranoa gana en los Goya la noche que Almodóvar se va de vacío

Gala aburrida a la que salva sólo alguna que otra sorpresa. Se ha celebrado en Valencia como homenaje a Berlanga.

Gala aburrida a la que salva sólo alguna que otra sorpresa. Se ha celebrado en Valencia como homenaje a Berlanga.
EFE

Una vez más la Academia de Cine da la espalda a nuestro director más internacional, Pedro Almodóvar, y le manda a casa de vacío. Imaginamos que Pedro, como ya ha hecho en otras ocasiones, castigará a la Academia con su ausencia en próximas ediciones. Ya se sabe, la rabieta típica del director manchego que siempre acusa a la profesión y a la prensa de que no le queremos mientras que en el mundo entero se le adora.

Esta edición celebrada en Valencia ha sido una noche plagada de alguna que otra sorpresa con un reparto de estatuillas a películas que a priori no entraban en las quinielas. Es el caso de Las leyes de la frontera, de Daniel Monzón, que al final ha ganado 5 de sus 6 candidaturas. Los premios grandes estaban cantados y así aparecían en todas las quinielas. De esta forma, El buen patrón ha sido merecedora de Mejor Guión Original, Mejor Actor protagonista, Mejor Dirección y Mejor Película. Claro que si tenemos en cuenta que estaba nominada en 20 categorías, sus 6 premios tampoco es el éxito que ellos esperaban.

En cuanto a los premios de interpretación, estaban claros el de Mejor Actor y Mejor Actor de Reparto para Javier Bardem por El buen patrón y Urko Olazabal por Maixabel respectivamente. Sin embargo no estaba tan decidido en el caso de Mejor Actriz y Mejor Actriz de Reparto que han sido finalmente para Blanca Portillo por Maixabel y Nora Navas por Libertad. La segunda tenía una rival fuerte como es Aitana Sánchez Gijón por Madres paralelas, pero la torpeza de los productores de la película haciendo que Milena Smit participase también en esta categoría cuando claramente era una protagonista ha provocado reparto de votos y que la pedrea recayese en Nora Navas.

En Actriz Protagonista Blanca Portillo y Petra Martínez eran las favoritas a conseguir el Goya. Mi corazón estaba dividido, creo que las dos están espléndidas en sus respectivos trabajos, pero es cierto que a Petra por edad le van a tocar pocas protagonistas y ésta era por tanto una oportunidad para que la Academia le hubiera concedido este Goya. Aunque en honor de la verdad, hay que señalar que lo de Blanca Portillo interpretando a Maixabel roza la perfección.

Por lo demás, poco que contar. La gala ha sido presencial, tras un año de parón, con una presentación un tanto anodina, y por qué no decirlo, aburrida. Ahí se echa de menos a una figura de maestro de ceremonias que con humor y buen hacer nos lleve a una gala un poco más ágil. Tampoco han ayudado los discursos de agradecimiento, en su mayoría no muy brillantes, a excepción de los dos grandes premios de honor de este año.

Por un lado el de la actriz australiana Cate Blanchett, el primer Goya Internacional, perfecta en cada una de sus palabras. Blanchett ha hecho un discurso que parecía improvisado aunque se notaba que estaba medido y bien escrito. Y no sólo eso, sino también memorizado para dar impresión de naturalidad por parte de esta estrella que tiene luz propia y que ha sido una de las grandes presencias de este año.

Por otro lado, José Sacristán, Goya de Honor, que ha sido cercano, sencillo y honesto hablando desde la verdad y el más puro sentimiento. Un maestro que ha vuelto a dar una gran lección de saber estar y de saber decir. Me podría quejar de la organización, del trato a la prensa, de la duración excesiva y de tantas cosas que siguen sin solucionarse. Pero al final no merece la pena aburriros con ello. No obstante, sí quiero que al menos quede por escrito para que los que tienen que tomar soluciones, las tomen, pero ya, que todos los años hacen promesas que luego no cumplen.

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