La vida privada de las personas famosas en numerosas ocasiones no se corresponde con la imagen pública que tenemos de ellas. Ahí tiene un gran filón la prensa rosa al sacar a la luz aspectos escabrosos de la verdadera personalidad de esa persona. De hecho, siempre que uno vuelve a la redacción tras haber entrevistado a una estrella de cine, la primera pregunta de los compañeros es: ¿Cómo es en la vida real? Todos asumimos que la imagen pública al final tan sólo se trata de un personaje, que en ocasiones termina comiéndose a la verdadera persona.
En Peter von Kant, película que ha inaugurado la sección Perlas del Festival de San Sebastián, que en esta edición cumple nada menos que 70 años, trata precisamente de la vida privada de Peter (Denis Ménochet), un aclamado director de cine al que su trabajo ya no le gusta, vive por y para su último capricho, Amir (Khalil Ben Gharbia), un joven atractivo de escasos recursos que está dispuesto a todo con tal de triunfar.
El director Peter von Kant está sumido en una melancolía debido a su última ruptura. Su amiga y musa durante muchos años, Sidonie (Isabelle Adjani), llega en su auxilio alertada por los cotilleos de las revistas del corazón. Es ella precisamente la que le presenta a Amir, al que lleva como acompañante. Peter al ver a Amir siente un flechazo y una necesidad imperiosa por poseerle, en todas sus variantes. El joven se mudará a la casa del director tras la promesa de convertirlo en una estrella. El problema es que para Peter von Kant nunca es suficiente, siempre quiere más.
No le basta con gustar al joven, con que se haya ido a vivir con él, con que tengan relaciones sexuales. Quiere más. Quiere que sea suyo en exclusividad y que como los cuentos sea amor verdadero. Mención aparte merece Karl (Stefan Crepon), el obediente asistente de Peter al que el director parece disfrutar humillándolo, será la forma que tiene de soltar toda su frustración. Stefan Crepon consigue hacer una brillante composición de personaje sin una sola línea de texto, ya que durante toda la película guarda silencio. Un personaje de los denominados "roba-escenas" ya que cada vez que aparece en la pantalla el espectador sólo puede mirarlo a él.
Peter von Kant está dirigida por François Ozon, el director francés más prolífico de la filmografía gala. Todavía no ha llegado Peter von Kant a los cines cuando ya está rodando Madeleine con Isabelle Huppert, Fabrice Luchini y Dany Boon. Lo más interesante de Ozon es que no está encasillado en ningún género, lo mismo pasa de un gran drama como Todo ha ido bien con el suicidio asistido como trama principal (el mismo por el que ha optado su compatriota Jean-Luc Godard en la vida real) a una comedia deliciosa como Peter von Kant.
François Ozon rinde en Peter von Kant su particular homenaje a Rainer Werner Fassbinder adaptando muy libremente Las amargas lágrimas de Petra von Kant. En el homenaje también encontramos a Hanna Schygulla interpretando a la madre de Peter, un Peter que está interpretado de forma brillante por Denis Ménochet, al que solemos ver en papeles rudos. Todo un descubrimiento esta nueva faceta.
Peter von Kant es una comedia, que en San Sebastián ha hecho disfrutar al público que abarrotaba la sala, con mucho trasfondo sobre qué es el amor, un tema recurrente siempre en las películas de François Ozon, y cómo un hombre puede destruirse a sí mismo y a todo lo que le rodea por amor. O pasión. O capricho. De todo ello hay en la obsesión de Peter por Amir. La película fue la elegida para abrir la Berlinale y tras su paso por San Sebastián llegará a los cines de toda España el próximo 14 de octubre.