Las últimas bifurcaciones del cine de grandes estudios parecen alejar más y más películas relativamente humildes como Fall, un thriller que mezcla suspense y horror a las alturas en un escenario al aire libre, pero limitado. La tecnología digital y la confección de megafranquicias parece haber apartado el miedo físico y psicológico, incluso el mero ánimo paisajístico, de las montañas rusas cinematográficas, aunque aquí y allá surgen obras que desmienten toda esta introducción.
Fall es una producción relativamente pequeña pero, por ello, bastante bienvenida. No por su trama (limitada) o impecable diseño de personajes, ciertamente pobre. De hecho, la película se arrastra a través de un primer acto con diálogos de puro telefilm hasta que, por fin, sitúa a las dos protagonistas allí donde importa: escalando una antena televisiva en medio del desierto (la "cuarta" construcción más alta en todos Estados Unidos).
Dejando de lado sus motivaciones, una por el bien de los likes en Instagram y otra por la expiación del inevitable trauma del prólogo (la impronta de Máximo Riesgo es inevitable), la película se las arregla bien a la hora de plantear situaciones que alarguen la situación por el bien del vértigo y el suspense. En ese momento uno se empieza a olvidar que es una película rodada demasiado en crudo, que luce como los propios vídeos en Instagram de sus protagonistas (aunque lo importante es que la sensación de altura está bien resuelta) y que todo resulta un poco inoperante cuando toda reflejar cualquier sensación humana que no sea el vértigo.
Fall entretiene, da vértigo y eso es lo único que pretende. Cuando llega el "plot twist" final, un tanto discutible pero simpático en tanto acerca el show a otro tipo de horrores psicológicos, uno da la experiencia por bien amortizada.