China exporta continuamente lo avanzada que está económicamente o cómo se ha desarrollado el país hasta el punto de querer desbancar a EEUU como primera potencia mundial. Sólo cuando vemos imágenes como las del XX Congreso del Partido Comunista Chino, con su estética puramente comunista y que nos retrotrae a la Guerra Fría, recordamos qué sigue siendo China hoy en día pese a todo el marketing.
En la SEMINCI se ha proyectado Return to Dust, una película que nos muestra esa cara tan poco exhibida, la de la miseria de su población rural donde "hasta el burro vive mejor" que las personas. Esta frase lapidaria la dice Guiying, una mujer de unos cuarenta años que sufre discapacidad e incontinencia urinaria y que ha pasado la edad aceptable para casarse en la China rural.
Su hermano y su cuñada la consideran una carga, pese a que vive en el granero en peores condiciones que los animales, y conciertan un matrimonio con Ma, un granjero introvertido que su familia había dado por perdido. Juntos descubrirán lo que es la dignidad y el respeto pese a estar rodeados de la más absoluta miseria. La pareja tiene que cambiar de casa continuamente porque el gobierno chino ha mandado derribar aquellas edificaciones "abandonadas", lo que no se ve, no existe. Al final terminarán construyendo su hogar con sus propias manos y a base de barro.
Tan bien retratada está en Return to Dust la miseria que su director, Li Ruijun, ha sido censurado en China ¡Qué sorpresa! Return to Dust pasó por la Berlinale con el aplauso de la crítica y se exhibió en su país con cierto éxito de taquilla, considerando el bajo presupuesto con el que cuenta, hasta nueve productoras han sido necesarias para sacar adelante esta película al no contar con el apoyo del Gobierno ya que contradice la campaña de marketing de la China moderna y avanzada. Ese es el motivo por el que las plataformas chinas retiraron inmediatamente la película y la censura en internet no permite ni buscarla.
"Return to Dust," the art-house film that rose to the top of China’s box office just three weeks ago, has been taken down from all steaming sites by censors
The film’s Weibo hashtag is unsearchable due to "relevant laws, regulations, and policies" pic.twitter.com/PVvoNyd4JD
— Alexander Boyd (@alexludoboyd) September 26, 2022
Lo más duro de Return to Dust es la falta de esperanza en una vida mejor. Lo peor es su duración, 131 minutos, que hace que algunas escenas sean un tanto repetitivas. No obstante, la película es recomendable para ver esa parte que el partido comunista chino intenta ocultar al mundo.
La censura en Irán
El miércoles ha estado marcado en la SEMINCI por la censura, de la china a la iraní. No bears, del director iraní Jafar Panahi, es una película que conmueve desde el primer fotograma, no sólo por la historia que nos está contando sino también, y más importante, por la intrahistoria de la propia película. Comenzamos en Turquía donde una pareja está intentando conseguir unos pasaportes con los que poder viajar a Europa.
Pronto el espectador se dará cuenta de que se trata de un rodaje cuyo director la está dirigiendo por videollamada desde un pueblo iraní muy cerca de la frontera turca. La película tiene mucho de autobiográfica, no sólo porque Panahi se esté interpretando a sí mismo, sino por que el director de películas como Taxi Teherán o Tres caras y ganador de premios como el León de Oro de Venecia o el Oso de Oro de la Berlinale tiene prohibido rodar películas, escribir guiones, salir de Irán y conceder entrevistas a medios de comunicación, ya sean iraníes o extranjeros.
El motivo es haber participado en unas protestas antigubernamentales en 2009 por las que ya fue encarcelado, momento en el que personalidades del mundo del cine como Spielberg o Juliette Binoche apoyaron a Panahi. Este mes de julio el régimen de Irán lo ha encarcelado por 6 años por "delitos contra la seguridad nacional y por propaganda contra el sistema".
En No bears, que obtuvo en la Mostra de Venecia el reconocimiento especial del jurado, veremos entrelazarse las dos historias, la del rodaje en Turquía sobre una pareja que intenta huir de la opresión y la del propio Panahi y los problemas que le surgen rápidamente en el pueblo desde el que dirige clandestinamente. El origen de los problemas, como siempre en estos casos, tiene que ver con la "honra".
El director saca una serie de fotografías por el pueblo y supuestamente en una de ellas capta a una pareja "ilegal", la joven está comprometida por la ceremonia "del cordón umbilical", que no es otra cosa que haberla comprometido desde su nacimiento con un hombre. Éste quiere la fotografía para que la ley islámica recaiga sobre el joven enamorado que osa mancillar su honor. Ni que decir tiene que la joven sería casada por la fuerza.
La película muestra magistralmente la crudeza de la realidad iraní y sirve como denuncia de hasta dónde puede llegar la ley islámica en el día a día de los ciudadanos. El juicio público al que es sometido Panahi en No bears es extraordinario. Dos películas imprescindibles para ver hasta dónde un régimen dictatorial o autoritario puede marcar tu destino de por vida.