La existencia de una "policía de la moral" demuestra la degradación de un sistema y una sociedad como la iraní donde unas élites islámicas marcan el devenir de la vida de las personas, muy especialmente de las mujeres, y lo que es peor, incluso la muerte. Recordemos cómo las mujeres iraníes luchan contra el fanatismo islámico tras el asesinato en septiembre de la joven Mahsa Amini a manos de esa "policía de la moral". Su delito, no llevar colocado el velo como marcan sus normas.
Una sociedad que es capaz de aplaudir a un asesino en serie hasta convertirlo en héroe si las víctimas son prostitutas, mujeres "pecadoras" y "corruptas" que "manchan" la ciudad santa de Mashad. Este es el argumento de Holy Spider, la última película del director iraní Ali Abbasi, y que, y es lo más escalofriante de todo, está basada en un hecho real ocurrido en Irán entre los años 2000 y 2001. Ese fue el periodo en el que Saeed Hanaei, un hombre muy religioso y respetado padre de familia, se dedicaba a matar prostitutas en nombre de Alá.
Abbasi consigue impactar al espectador desde la primera secuencia cuando el asesino asfixia a una de sus víctimas. El modus operandi lo tiene bastante estudiado: la noche que su mujer y sus hijos van a casa de sus suegros a cenar, él se dedica a dar vueltas con su moto hasta que localiza a su víctima. La lleva a su propia casa y allí la estrangulará con el velo de la joven. La misma prenda por la que murió Mahsa Amini.
Resulta revelador cómo en Holy Spider, rodada mucho antes del asesinato de la joven iraní, vemos cómo un hombre llama la atención a una mujer por no llevar precisamente el velo completamente ajustado y "evitar así problemas con la policía de la moral". Una policía más preocupada por si a una joven se le ve un pequeño mechón por la frente que por descubrir a un asesino en serie que acabó con la vida de 16 mujeres.
Aunque para ser sinceros, lo segundo no les preocupaba lo más mínimo, incluso lo alentaban o encubrían en cierto modo. De otra forma no se explicaría cómo tiene que ser una periodista llegada desde Teherán la que se ponga a investigar de verdad para impedir que el asesino siga actuando con impunidad. Sobresaliente es la interpretación de Zar Amir-Ebrahimi de esa periodista, un papel que le valió el premio a la mejor actriz en Cannes.
Ali Abbasi, director iraní afincado en Suecia, ha tenido que rodar Holy Spider en Jordania y la nacionalidad de la cinta es danesa. La estructura de la cinta se podría dividir en dos partes, una primera mientras el asesino opera con libertad en una ciudad en decadencia, oscura y sucia con unas escenas de asesinatos impactantes sin llegar a ser extremadamente violentas. La cámara se centra en la cara de la víctima.
La segunda es la parte judicial, un momento en el que queda claro la absoluta corrupción de las instituciones en Irán. A Abbasi no le interesa ocultar al espectador quién es el asesino, eso lo sabemos desde el principio, y ahí radica en gran medida la grandeza de Holy Spider, cómo un thriller sobre asesinatos en el que ya sabes quién es el asesino consigue mantener la atención del espectador. Lo consigue gracias a la atmósfera que crea. Gracias a ese ardor e indignación creciente por cómo un acto deleznable puede llegar a ser visto como un acto heroíco, patriótico y religioso por una buena parte de la población.
Holy Spider se ha proyectado por primera vez en España en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y llegará a los cines de nuestro país el próximo 13 de enero. Este martes se daban a conocer las nominaciones a los premios de cine europeo y precisamente Holy Spider las lidera en las categorías de Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guión y Mejor Actriz. Con de Holy Spider me reconcilio con Ali Abbasi tras su segundo largometraje, Border, que pudimos ver en la SEMINCI. Una película que a gran parte de la crítica encantó pero que a mí me desagradó hasta límites insospechados. En esta ocasión también busca incomodar al espectador, pero de una forma mucho más efectiva.