Con un prometedor porvenir en cuanto a premios internacionales, Decisión to leave de Park Chan-wook aborda el thriller romántico no solo como compendio de sus motivos (los tiene prácticamente todos) sino, también, como una viva ensoñación. Si Vertigo fue la película que decidió al surcoreano a dirigir, la historia de un policía obsesionado con la principal sospechosa del crimen que investiga es, como aquella, una historia que abunda en reflejos, proyecciones y situaciones que se repiten pero siempre de manera distinta. Puro cine negro pero con espíritu moderno, estilo exótico y, desde luego, autoral, que jamás empaña su pureza o ahoga el entretenimiento.
Quizá la plasmación más obvia de esto sea el cúmulo de recuerdos, deseos y pensamientos que Park Chan-wook logra articular en su puesta en escena de una manera sólida, onírica pero a la vez contundente. El director de Stoker y Oldboy factura una película meticulosa, capaz de introducir humor burdo en situaciones emotivas o sórdidas, e incluso alguna destacable escena de acción, sin que el resultado desbarre sino que ayude, al contrario, a profundizar en las motivaciones y situaciones de la pareja protagonista. El guion trata situaciones moderadamente tópicas del género policial pero jamás se ve limitado por ellas, da la impresión de estar abordando este juego del gato y el ratón siempre desde un punto de vista desconocido e imprevisible.
Ejemplos de esto hay muchos a lo largo del metraje, quizá un tanto largo, de Decisión to leave. Resulta comprensible la obsesión en el protagonista de la vulnerable pero todopoderosa femme-fatale que encarna la china Tang Wei, que hace una interpretación excepcional. Las notas de retrato social, con el trasfondo de la inmigración china a Corea, aportan un contexto sólido, ese punto verista que la trama criminal quizá necesitaba. Pero es el artificio de Park Chan-wook, capaz de meter, casi literalmente, una película y su secuela (dos casos) en una sin que la historia se resienta, y su capacidad visual a la hora de reflejar una urbe que es, efectivamente, de ensueño, lo que acaba por distinguir Decisión to leave de lo meramente genérico y convertirla en una gran película.