La película francesa Saint Omer, el pueblo contra Laurence Coly es una película que indigna, al menos a mí, desde el mismo principio. Asistimos a un juicio en la ciudad de Saint Omer, al norte de Francia, donde una mujer de origen senegalés reconoce haber matado a su hija de tan sólo 15 meses. En el juicio no van a dilucidar si esta madre, Laurence Coly, es culpable o no, sino las razones que la llevaron a matar a su bebé, como si eso importara ya.
A las sesiones del juicio asistirá una escritora que está buscando inspiración para escribir un libro titulado Medea náufraga. La película fue la seleccionada por Francia para representarla en los Oscar, aunque finalmente no ha sido nominada. No obstante, la película ha pasado con éxito por diferentes festivales. En el Festival de Venecia ganó el León de Oro y en el Festival de Cine Europeo de Sevilla el Giraldillo de Oro.
La cineasta francesa de origen senegalés Alice Diop nos relata en Saint-Omer el juicio en donde en todo momento buscan el motivo de tan atroz crimen. La acusada reconoce los hechos pero no su responsabilidad ya que, entre otras excusas, se escuda incluso en la brujería. Desde la primera escena de la película el espectador entiende que cuando lleguemos a la sala del tribunal lo de menos será el asesinato de la niña, el foco estará puesto en los motivos que lo explicarían.
La directora ha asegurado que le interesaba "el conflicto entre madres e hijas" y que el hecho de que la acusada ocultara que estuviera embarazada y ni siquiera la inscribiera en el registro civil era como un "aborto tardío".
Sinopsis: Tribunal de Saint Omer. La joven novelista Rama asiste al juicio de Laurence Coly, una joven acusada de matar a su hija de 15 meses al abandonarla a la subida de la marea en una playa del norte de Francia. Pero a medida que avanza el juicio, las palabras de la acusada y los testimonios de los testigos harán tambalear las convicciones de Rama y pondrán en duda el propio juicio.