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'Una vida no tan simple': La peor crisis de los 40, fracaso laboral y amo de casa

Fracaso laboral, enfriamiento conyugal, distanciamiento del mejor amigo y fraude como padre, la tormenta perfecta.

Fracaso laboral, enfriamiento conyugal, distanciamiento del mejor amigo y fraude como padre, la tormenta perfecta.
David Herranz

El éxito o el fracaso está directamente relacionado con las expectativas de la persona. A los 30 y pocos años recibir el máximo galardón de tu profesión, en este caso el de arquitecto del año, y ser además el más joven que lo ha recibido nunca, hace que te crees unas expectativas muy altas. Y como dice el refranero español, tan sabio siempre, cuanto más alto, más grande será la caída.

Félix Viscarret ha presentado en el Festival de Málaga su última película, Una vida no tan simple, un título que define perfectamente lo que vamos a ver. Isaías (Miki Esparbé) vivió una gran noche el día que recibió el galardón de arquitecto del año. Tras la ceremonia se encuentra con el que fue su mentor (Ramón Barea), al que no nombra en el discurso de agradecimiento, y como si de un fantasma del futuro se tratara, le advierte de que todas las alabanzas que está recibiendo son falsas y que sólo se crea las críticas. Ay la soberbia del premiado.

Damos un salto unos años y vemos cómo aquel fantasma del futuro ahora resuena en el presente, en pleno fracaso y olvido. Isaías tiene 40 años y lleva sin trabajar en un proyecto serio desde entonces. Entretanto, ha tenido dos hijos y su mujer ha seguido con su carrera profesional en la que se centrado. Esto hace que sea Isaías el que lleve el peso de la casa, sea el que lleve los niños al colegio y al parque cuando salen del mismo.

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Está inmerso en un bucle de autodestrucción en el que siente que cada día es igual, siente frustración y siente decepción. El enfriamiento de la vida conyugal desde luego no ayuda y el distanciamiento de su mejor amigo y socio (Álex García) tampoco. Sin embargo descubre una nueva ilusión en Sonia (Ana Polvorosa), una madre del colegio con la que coincide todas las tardes en el parque. Aporta de repente frescura a su vida.

Una vida no tan simple es una película totalmente recomendable capaz de emocionar y angustiar a partes iguales. Uno de sus mayores activos es su actor protagonista, Miki Esparbé, que se ha convertido poco a poco con la solidez que da una buena trayectoria en uno de los mejores actores del cine español, capaz de hacer reír al espectador (Perdiendo el Norte, Malnazidos...), triunfar en plataformas (Smiley en Netflix, Reyes de la noche en Movisatr Plus+...) o hacer dramas (Las distancias). Sin lugar a dudas es uno de los actores más versátiles del momento y un claro candidato a la Biznaga a Mejor Actor en Málaga.

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El director de Una vida no tan simple, Félix Viscarret, ha bromeado en Málaga que la película no es autobiográfica, desde luego arquitecto no es. En Una vida no tan simple aborda la madurez y la paternidad a través de un personaje que no pasa por su mejor momento, lo que hace agravar más la situación.

Isaías siente que está defraudando todo el rato, cuando está con sus hijos quiere estar en el estudio de arquitectura, a ver si llega ese ansiado proyecto, y cuando está allí desea estar con sus hijos, a los que cree que está defraudando como padre. En el fondo se está defraudando a sí mismo, o a la imagen que se había construido en su cabeza de lo que sería su vida. Sólo cuando acepte la realidad, su presente, podrá mirar al futuro.

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