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Juan Manuel González

Crítica de la película '65', con Adam Driver y Ariana Greenblatt

65 es una película de ciencia ficción y aventuras que hace de su modestia su mejor arma y elemento diferencial.

65 es una película de ciencia ficción y aventuras que hace de su modestia su mejor arma y elemento diferencial.
Imagen de 65 | Sony

Cuesta un poco creerlo, pero 65 es un tipo de película en peligro de extinción en la oferta del Hollywood actual. Genérica como es esta serie B bien trabajada, estamos ante una apuesta de 93 minutos (¡93!) basada en el carisma de un buen actor de carácter con ciertas posibilidades de estrella (Adam Driver) y un puñado de efectos visuales menos abundantes y mejor hechos que los de despilfarros recientes de franquicia. Y eso, en el panorama actual, es eso precisamente: una rareza pese a su evidente intención comercial.

La película dirigida y escrita por Scott Beck y Brian Woods, coguionistas de Un lugar tranquilo (con la que la presente tiene no pocos elementos en común en formato y estilo) presenta la lucha por la supervivencia de los dos únicos supervivientes de un accidente espacial… en un planeta repleto de peligrosas bestias y que resulta ser la Tierra hace 65 millones de años.

Tan simple premisa sirve para montar una cuenta atrás que inyecta adrenalina y extirpa casi todo el folletín al género de supervivencia, últimamente más caracterizado por series de televisión como The Walking Dead o The Last of Us que por el recuerdo de filmes como Enemigo Mío. 65 en su lugar opta por moverse en territorio cinematográfico Paul W.S. Anderson guardando, eso sí, las formas de una aventura tradicional, y sin extirpar el contenido dramático sobre familias trágicas y desestructuradas que había en la citada Un lugar tranquilo que sirve de aval a sus autores. A partir de aquí Beck y Woods exprimen las posibilidades de serie B proporcionadas por la productora de Sam Raimi con unos FX que, precisamente por no ser constantes, sí resultan excelentes. Los directores abundan en planificar las escenas de acción como si de una cinta de terror se tratase, lo que permite que el espectáculo se presente a ráfagas altamente efectivas.

La película, eso sí, se muestra algo confusa en el tono y su manera de abordar ciertas derivas sentimentales de los personajes (además de guardarse de manera innecesaria cierta revelación dramática sobre el de Driver, quizá por dotar de cierto toque Shyamalan al conjunto). Son detalles menores en una película también menor, pero que presenta una estupenda oportunidad para disfrutar de un rato comercial sin pretensiones pero plenamente feliz con su propia identidad.

65 se estrenó en cines españoles el 24 de marzo.

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