Poco talento y muchas ganas de triunfar, eso es lo que tiene la joven y guapa actriz Madeleine Verdier (Nadia Tereszkiewicz) que va de casting en casting sin mucho éxito. Entretanto malvive en un apartamento de mala muerte junto a su amiga Pauline Mauléon (Rebecca Marder), una abogada que tampoco consigue trabajo. Su casero las va a desahuciar por no pagar el alquiler. Sin embargo, Madeleine rechaza un trabajo por el que le pagarían una fortuna.
Así es el arranque de Mi crimen, la última película del francés François Ozon, uno de los directores de cine más prolíficos, con más de una película por año. La anterior, Peter von Kant, se presentaba en el pasado Festival de Cine Internacional de San Sebastián y llegó a las salas de cine el 14 de octubre.

Madeleine acaba de reunirse con un productor intentando conseguir un papel protagonista, sin embargo éste sólo le ofrece un papel de figurante sin ni siquiera tener una sola frase. ¿Por qué le ofrece entonces un cuantioso contrato? Porque la contraprestación es que tiene que ser su amante. La joven lo rechaza y cuando intenta irse del despacho el productor se abalanza sobre ella.
El productor aparece asesinado ese mismo día y Madeleine será acusada de ser la asesina. Pese a que ella es inocente, con la ayuda de su mejor amiga Pauline se declara culpable para durante el juicio demostrarle a todo el mundo que sí tiene talento como actriz.
Para sorpresa de todos, durante el juicio resulta absuelta por asesinato en legítima defensa. Algo que hará que todas las mujeres empiecen a tomarla como ejemplo. A Madeleine le llueven las ofertas de trabajo en el cine y el teatro, contratos millonarios. El problema es que la verdad de lo que sucedió está a punto de salir a la luz, arruinando así su tan ansiada vida de éxito.

François Ozon nos sitúa en Mi Crimen en el París de los años 30 en una divertida comedia con algo de suspense y plagada de grandes nombres del cine galo como Isabelle Huppert, Fabrice Luchini o Dany Boon. Lo bueno del cine de Francçois Ozon, al hacer tantas películas, es que ninguna es igual que la anterior. De hecho, suele romper radicalmente en género, temática y tono.