
Dicen que vienen recortes en el streaming, lo que hace que películas como esta Tyler Rake 2 de Netflix carezcan hasta cierto punto de sentido. ¿Un blockbuster con una estrella de cine, Chris Hemsworth, un par de cameos más o menos relevantes y una escala en sus escenas de acción (sobre todo la primera, la ya famosa fuga de la cárcel georgiana) de gran largometraje de cine, pero estrenada directamente en su televisor de casa? Eso es lo que es la secuela de Extraction, el carísimo título que Netflix sacó en pandemia pero que se convirtió en una de las producciones más vistas de su historia.
Hemos dicho que carece de sentido, pero también adolecen de él los todoterreno Volkswagen que ahora acaparan ventas incluso en territorio urbano y que el filme promociona a modo de indisimulado "product placement". Y Tyler Rake 2 es como uno de esos inmensos SUV que ocupan parcialmente su plaza de garaje y también la tuya: innecesariamente grande para el telegráfico guion pergeñado por uno de los hermanos Russo, responsables de las últimas Avengers y Capitán América, así como la discutida y discutible serie de televisión Citadel, de Amazon, y otra superproducción de Netflix estrenada recientemente, The Gray Man.
Pero Tyler Rake 2 por lo menos tiene las cosas más claras que aquellas muestras más o menos rutinarias de thriller de espías hipervitaminado. Aumentando la escala de la acción pero, sobre todo, esbozando una inverosímil trama familiar que trata de sustanciar la redención del personaje de Hemsworth (portentoso y convincente en cada fotograma), la nueva misión de "extractor" Rake implica directamente a la hermana de su exesposa, intepretada por una famosa actriz, y a sus sobrinos. La situación resulta forzada, pero es un mero sostén para lo que se articula después.
Lo que cuenta, en todo caso, no es el reverso tenebroso en que se convierte el otro tío del insoportable secuestrado, sino las tres secuencias de acción que el director Sam Hargrave distribuye estratégicamente cada acto del sucinto libreto. Porque, hablemos claro, las tres son distintas y las tres son impresionantes. La primera, por acoplar un falso plano secuencia de huida que probablemente suponga el mejor ejercicio de glúteo para el espectador medio, que permanecerá apretado casi media hora, la segunda por retrotraerse al mejor espectáculo digital de Misión Imposible u otros thrillers noventeros y la tercera por su razonable nivel de violencia íntima.
Tyler Rake 2, quizá sin pretenderlo, articula un interesante aunque no esecialmente novedoso relato sobre la crisis del héroe, o del hombre, verdaderamente hábil a la hora de arreglar todas las cosas pero incapaz de gestionar emocionalmente las que escapan a su control. Incapaz de liberarse de sí mismo, Rake ha convertido el concepto de familia en una suerte de tortura con la que la película prefiere no arremangarse demasiado, pero que al menos amaga en dibujar. El dolor del soldado, en todo caso, es menos importante que el torbellino de acción que propone, y ahi Tyler Rake puede presumir de perseguir a la saga puntera en este aspecto, aquella que ha acaparado un merecido prestigio cinematográfico: la de John Wick.