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Crítica: 'La paradoja de Antares', un drama familiar de ciencia ficción espacial

La película 'La paradoja de Antares' se ha estrenado en cines españoles.

La película 'La paradoja de Antares' se ha estrenado en cines españoles.
La paradoja de Antares. | Archivo

Los tiempos cambian e incluso creadores cinematográficos como Steven Spielberg y, sobre todo, su antaño socio Robert Zemeckis van reubicándose en el recuerdo de una generación cinéfila. La demostración de que esto ha ocurrido, de que se ha pasado página, es precisamente que hay películas pequeñas como esta La paradoja de Antares que apuestan abiertamente por resucitar ese cine, si bien pasado por el férreo esquema de "una localización y tiempo real", y lo hacen jugando la baza de ir a la contra de todo.

Ese sincretismo de influencias, sin embargo clarísimas, son las que conforman la película del debutante Luis Tinoco, profesional con una amplia experiencia en efectos visuales y que aquí se lanza de cabeza a un film que mezcla thriller, drama familiar y ciencia ficción a partes iguales, pero con una honestidad y sentimentalismo que entrañan cierto riesgo. La historia es la de Alexandra, una joven científica del proyecto SETI que recibe una aparente señal de otro planeta justo cuando se le plantea un dramático momento personal. La elección de qué situación afrontar primero va determinando una película sobre la comunicación, sus paradojas y el milagro de la vida.

A partir de ahí, Tinoco desenreda un guion que peca en ocasiones de tratar de forzar la máquina melodramática, de tratar de buscar la lágrima con un sentimentalismo impostado. Pero son solo eso, momentos, repartidos estratégicamente en una película narrada con buen pulso, mejor ojo visual, excelente aprovechamiento de medios y un conocimiento de sus referentes que solo puede calificarse de mayúsculo. Tomando de punto de partida la memorable Contact de Zemeckis, la odisea en tiempo real de Alexandra desde luego carece de los medios cinematográficos de aquella, pero los componentes fórmula que mueve su propuesta parece la misma.

La película funciona: combinando elementos narrativos del videojuego, llamadas telefónicas, instantes de tensión y un férreo control de la narrativa puramente procedimental, La paradoja de Antares se permite incluso algunos lujos como la banda sonora de Arnau Bataller, que añade épica sentimental y rellena huecos como, precisamente, Zemeckis hizo en otra de las películas de Zemeckis, Regreso al Futuro. Un malabarismo que Tinoco lleva a cabo con seguridad narrativa y una búsqueda del efecto sentimental que podría calificarse de näif, pero al tiempo y por eso mismo, arriesgada y honesta. ¿Elogio del individualismo o crítica a la desidia profesional? Todo cabe, también, en una película de entretenimiento que va más allá de la nostalgia y las modas.

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