En un futuro cercano un grupo de científicos ha conseguido una tecnología que permite transferir años de vida a otra persona. La empresa biotecnológica AEON está obteniendo miles de millones de beneficios con este método. Este es el punto de partida de Paradise, película que estrena este fin de semana Netflix.
No todo es tan fácil, como si de un órgano se tratara, los años de vida no pueden ser comprados por cualquier persona. Además de la gran suma de dinero que valen, hay que ser compatible. Una vez que el donante vende sus años de vida, envejece lo que le corresponde.
La empresa publicita que ha cambiado vidas en todo el mundo para siempre con su tecnología, pero hay detractores que quieren acabar con este negocio. Un grupo terrorista mata a los receptores, previo pago siempre, de los años de vida.
La película de nacionalidad alemana comienza con Max (Kostja Ullmann), un trabajador de AEON que se encarga de negociar con los "clientes" que quieren vender años de vida a cambio de dinero. Los campos de refugiados y los barrios marginales son los principales focos donde encontrar a potenciadores "donantes". Max duerme tranquilo pensando que siempre negocia a favor del desfavorecido, por ejemplo, 700.000 euros a cambio de 15 años de vida, por ejemplo. Él mismo vendió 5 años para pagarse la carrera.
Max es premiado por la empresa debido al gran volumen de años conseguidos. Su vida junto a Elena (Marlene Tanczik) parece perfecta, viven en un gran ático y planean tener hijos. El problema viene cuando el piso se incendia y el banco reclama la hipoteca íntegra. Al no tener el dinero el banco recurre a la letra pequeña, Elena debe donar 40 años de su vida a AEON, algo que nunca pensó que necesitaría. Le convencieron con "llegado el momento vendes el piso antes".
Su marido empezará una carrera contrarreloj para intentar recuperar los años de vida perdidos por Elena descubriendo que dentro de la empresa existe una trama corrupta. Paradise es una interesante película de ciencia ficción. No es la primera vez que el cine aborda el futuro donde los años de vida están en juego. En este sentido en 2011 Justin Timberlake y Amanda Seyfried protagonizaron In time.
Paradise demuestra como no hace falta grandes presupuestos de Hollywood para hacer una película futurista. Lo interesante de la película de Netflix es el poso que deja en el espectador sobre qué decisión tomaría en caso de que esa realidad existiese y si sería ético, ya que los que pueden comprar esos años de vida son sólo los ricos, presentados en la película eso sí no de la mejor forma.