Los mochileros tienen la India como uno de sus destinos favoritos donde buscar descubrir su yo interior, hacer un viaje espiritual o incluso buscar una nueva vida. Especial atracción tiene el valle de Parvati, conocido como el valle de la muerte, donde han desaparecido oficialmente 28 turistas, aunque podrían ser más.
La película española Valle de sombras está inspirada en historias reales, historias que ponen los pelos de punta. Quique (Miguel Herrán), Clara (Susana Abaitua) y el pequeño Lucas (Iván Renedo) son una familia que decide viajar al norte de la India para curarse de las heridas causadas por un evento dramático que ha cambiado por completo el rumbo de sus vidas. Se adentran en la región del Himalaya en la parte de la India donde serán atacados mientras duermen y arrojados por un acantilado.
La historia de Valle de sombras recuerda mucho a la de María Ángeles Gironés Abad, una valenciana de 34 años que fue asesinada junto a su hijo Cristóbal, de 14. Fueron asaltados con palos y luego lanzados por un barranco. Sólo sobrevivió la pareja sentimental de la valenciana, Martin Young, un británico de 32 años.
En la película Carla y su hijo mueren en el asalto mientras que Quique sobrevive malherido. Un nativo lo rescata y lo trasladará a una remota aldea en las montañas con un monasterio. Allí deberá permanecer incomunicado y aislado en las montañas durante meses, debe esperar la llegada del invierno para poder salir a través del río helado. Durante esos meses incomunicado Quique se enfrentará a un torbellino de sentimientos, desde la culpa a la venganza.
En el valle de Parvati abundan las plantaciones de marihuana, tanto en la película como en la vida real. Una zona de difícil acceso que sirve como reclamo para muchos mochileros que acuden a fiestas rave donde abunda la droga. ¿A qué se deben tantas desapariciones? ¿Son asesinados por sus pocas pertenencias, por los traficantes de droga para que la zona no se convierta en un reclamo turístico, sádicos asesinos...? Lo cierto es que las autoridades indias no hacen mucho por esclarecerlo.
Salvador Calvo, director de Valle de sombras, está especializado en contar historias exóticas y diferentes. Debutó en el cine con 1898. Los últimos de Filipinas pasando en su segunda película a África con Adú, película por la que ganó un premio Goya a Mejor Director. Con Valle de sombras ha conseguido tres nominaciones. Sólo por la fotografía y los paisajes merece la pena verla en una gran pantalla. El problema que tiene Valle de sombras es su excesiva duración que lastra el ritmo. Mención especial merecen los actores secundarios, muchos de ellos autóctonos. Valle de sombras seguro que quita las ganas a más de uno de hacer viajes exóticos.