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'Pared con pared', la película de Aitana y Netflix que arrasará este fin de semana

Pared con pared es la primera película de ficción de Aitana.

Pared con pared es la primera película de ficción de Aitana.
Aitana en Pared con pared | Netflix

No es una opinión, es un hecho: la literatura young-adult llena los estantes de las librerías para deleitar a un público potencial de adultos jóvenes, lectores de entre 13 y 20 años (pero también más, mucho más...) dispuestos a devorar ficciones de distinto género adaptadas a su punto de vista e inquietudes. Y Netflix, cazadora de franquicias y de fenómenos, es conocedora de ello y de que su traslación en cascada a las pantallas televisivas solo puede generar aciertos.

Pared con pared, la primera película protagonizada por la cantante Aitana Ocaña, no proviene de ninguna novela sino de la película francesa Tras la pared (Un peu, beaucoup, aveuglément!) de 2015. Pero es una producción absolutamente "young adult", sin disculpas y sin perdones. No solo por su naturaleza al absoluto servicio de la catalana, que encuentra ahí su nutrido sector de fans, sino por su tono (ligero, intrascendente), aspecto visual (luminoso y colorista hasta la extenuación... pero escasamente creativo) e inquietudes y motivaciones (porque sí, aquí sí: las tiene).

Pese a su poco satisfactorio conformismo, y quizá como rasgo proveniente del original francés, Pared con pared ser reserva un punto de vista algo más analítico y adulto de lo esperado en su dibujo de las relaciones sentimentales y de pareja en el siglo XXI. de ese masivo sector de público que afronta los problemas de la madurez, pero a estas alturas ya también de otros. Como la pianista Valentina (Aitana) que se traslada a vivir al piso anexo al de un misántropo inventor, David (Fernando Guallar), su comunicación se ve potenciada y limitada por las imposiciones de las redes sociales, con todo lo que ello puede provocar, representada aquí por la metáfora de la pared que los separa y a la vez los une. Ni Valentina ni David necesitan verse para enamorarse, y esa premisa la película la mantiene con toda la honestidad posible incluso a costa de sacrificar algunos lugares comunes de la comedia romántica.

Si uno asume esto y se decide a hablar el mismo lenguaje de la película, Pared con pared gana enteros. Donde los pierde es en la poco creativa puesta en escena, en algunos de los intercambios verbales entre los dos posibles amantes (justísimos en ingenio) y desaprovecha oportunidades; en la voluntariosa pero solo aceptable interpretación de Aitana, mucho menos segura como actriz que como cantante, y también en un guion que se conforma demasiado pronto con el esqueleto básico de lo que uno esperaba en una película de Aitana. Fernando Guallar es capaz de compensar algunas de esa lagunas en una película que no es comedia, no es fantasía, y que trata de reflejar lo que se piensa del amor a los 15 años sin tampoco encontrarse del todo a sí misma. Eso está bien, pero lo hace perdiendo un par de oportunidades relevantes para reivindicarse.

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