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'Longlegs', el éxito sorpresa americano es la mejor película de terror del año

Longlegs, verdadero éxito sorpresa en la cartelera americana, se estrena en cines el 2 de agosto.

Longlegs, verdadero éxito sorpresa en la cartelera americana, se estrena en cines el 2 de agosto.
Longlegs | DeAPlaneta

Precedida por un excelente resultado comercial en EEUU, Longlegs revalida el atractivo del género de terror en la taquilla y su valor para erigirse, con un presupuesto moderado, como una de las pocas alternativas fiables a los grandes taquillazos veraniegos. Este baño de horror contemporáneo al modelo argumental de la mítica El silencio de los corderos, en la que Nicolas Cage se convierte en el invencible asesino a batir por la joven agente interpretada por Maika Monroe, confirma el talento de su director Osgood Perkins (en efecto, hijo del actor Anthony Perkins) para crear atmósferas malsanas y diabólicas en entornos cotidianos. Y, sobre todo, imbuir el relato de un ambiguo tono fantástico creado expresamente para generar más preguntas que respuestas que, sin duda, refuerza la intensidad del filme.


Lo refuerza... y también maquilla las posibles inconsistencias y licencias del argumento, preñado en todo caso de abundantes escenas de tensión y sí, también sustos, que sitúan a Perkins como un malvado prestidigitador del género que no rehúye ningún recurso y que domina plenamente su propia técnica. Incluso cuando la persecución a Longlegs, un asesino satánico que envía crípticos mensajes y que nunca parece haberse presentado en la escena del crimen, resulta convencional o artificiosa, Perkins despliega una negra comicidad -visible también en la caracterización de los dos personajes principales- y una poderosa puesta en escena destinada a hacer sentir al espectador una tensión contante que borran de un plumazo cualquier bajada de interés.

Longlegs es, gracias a su excelente planificación visual, una de esas cintas donde siempre hay una puerta entreabierta, un posible contraplano dedicado a hacer saltar al espectador de la butaca. Tramposa como es a la hora de colocar los personajes allí donde los necesita, Perkins triunfa sin embargo impregnando la búsqueda de un tono onírico en el que lo sobrenatural y los recuerdos reprimidos se funden y confunden en una atmósfera gótica, fría y solitaria. Esa es la principal virtud de un largometraje capaz, en todo caso, de entretener incluso a los menos entregados al género.

Perkins, en definitiva, se revela como un buen corruptor de la típica escenografía del bienestar americano en una película quizá menos profunda de lo que parece, pero definitivamente más lúdica, pero sobre todo, una en la que demuestra su madurez a la hora de utilizar todos los recursos cinematográficos para ocultar su verdadero y subversivo mensaje religioso (que aquí omitiremos). El uso de la imagen y el sonido en Longlegs es realmente destacable y su clamoroso éxito estadounidense, quizá rentabilizando la imposible apariencia física del coprotagonista Nicolas Cage (productor, por cierto, del evento, y por tanto exprimiendo con inteligencia su imagen extravagante), un soplo de aire fresco en la cartelera veraniega.

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