La valoración de Blitz, la nueva película del director británico Steve McQueen (12 años de esclavitud, Shame) dependerá de cada uno. Pero hay algo que no es opinable: la superproducción de la multinacional Apple destinada a su plataforma online Apple TV+ merecería, por alcance y resultados, poder verse en una gran pantalla de cine. Porque al igual que El Imperio del Sol, film de Spielberg con el que la podríamos emparentar, esta historia de maduración dentro de un contexto bélico, el de los bombardeos nazis sobre Londres en 1940, ofrece al espectador un abanico de sensaciones que aspiran a eso, buen cine.
Es más, en cierto modo y pese a abordar abiertamente la herida de la discriminación habitual en las películas de McQueen, Blitz inserta el tema del racismo larvado en la sociedad británica de una forma tremendamente astuta: el director galardonado con el Oscar por 12 años de esclavitud reflexiona sobre cómo el mismo germen tras los bombardeos de Hitler parece existir en la propia sociedad británica en su tratamiento a un determinado espectro de la población. El peligro en casa, desliza Blitz mientras despliega su peripecia infantil, al tiempo que refresca esta noción con una caracterización de los personajes blancos lo suficientemente rica como para no resultar discursivo.
Lo que importa, al final, es el relato de búsqueda del pequeño George, en busca de su madre en plenos bombardeos de Londres, que obliga a McQueen a matizar su habitual e intenso compromiso consigo mismo. Elegante, pausado, pero tremendamente contundente, el director despliega buena puesta en escena para aproximarse aquí al relato bélico de Steven Spielberg en su equilibrio entre reflexión, espectáculo y emoción, preñando de personajes dickensianos la episódica escapada del niño (excelente Elliot Hefferman) y inyectando una terrible sensación de amenaza en los primeros compases de la historia, esos en los que parece demostrarse lo rápido que pueden cambiar circunstancias aparentemente inamovibles.
Ayudado por una oscura y amenazante música de Hans Zimmer que refuerza las texturas adultas de la historia, McQueen resulta uno de esos extraños films familiares repletos de tragedia, o quizá un drama adulto que respeta en todo momento el punto de vista casi infantil del mismo. Fiel a su retrato de los rezagados del sistema, pero rebajando su intensidad en honor a la pura peripecia aventurera, y añadiendo a la fórmula un diseño de producción (y, sobre todo, de sonido) verdaderamente espectacular, Blitz se erige como, probablemente, el enésimo buen film enterrado demasiado rápido en el catálogo de una plataforma de streaming.