Como un estimulante continente de géneros, que no despectivo contenedor, la coreana Exhuma inyecta salud al género del terror con dosis de superstición y leyenda autóctona y una dosis de energía narrativa (incluso cuando trata de abarcar más de lo debido) que devuelve las ganas de más tópicos del cine de maldiciones, exorcismos y sí, incluso el slasher. No por casualidad la película, que se estrena en España en alquiler en plataformas digitales (Prime Video, Movistar+, Filmin, Rakuten y iTunes), ha recaudado casi 100 millones de dólares a nivel mundial y se ha alzado con el título de película más taquillera del año en su país: existe en ella un sentido de la ambición y el espectáculo ausente de muchos horrores norteamericanos del mismo género.
En la película, una reputada chamana y un veterano experto en feng shui, junto a sus equipos, son contratados por una dinastía adinerada para acabar con una maldición familiar, despiertan una fuerza sobrenatural incomprensible. Se trata del punto de partida de una película que, como tantas narraciones de género provenientes de Corea del Sur, juguetea con los lugares comunes del género para darles un nuevo baño de identidad nacional. Y más en el caso de Exhuma, donde el director y guionista Jang Jae-hyun va enlazando con el pasado el encantamiento, como en toda película de maldiciones, solo que este vez hablando en clave de los fantasmas del pasado histórico coreano.
Al igual que otros esfuerzos directorales como los de Bong Joon-ho (The Host, Parásitos) o Park Chan—wook (Decisión to leave, Oldboy) existe en Exhuma una ambición desmedida a la hora de abordar el drama de un film de terror con fantasma de por medio. Si bien eso destensa la cuerda narrativa, al menos desde la perspectiva occidental, algo que prolonga la duración más allá de unos innecesarios 130 minutos, al menos proporciona al espectador la oportunidad de revivir tropos y motivos típicos bajo nuevas miradas, con un entusiasmo que renueva el entretenimiento y a buen seguro se verá recompensado con copias al otro lado del charco.
Si uno asume sus bajones de ritmo, Exhuma recompensa con secuencias con un montaje tremendamente elaborado y una capacidad de sorpresa notable que se percibe en la naturalidad con la que se pasea por todos los resortes de lo sobrenatural: lo que comienza como una maldición familiar prosigue como film de exorcismos, de casa encantada e incluso de villano de slasher. Nada falta y todo se enlaza misteriosamente bien en una aventura que se percibe completa gracias al buen hacer de su reparto, encabezado por el familiar rostro de Cho Min-silk (Oldboy).
La efusividad de Exhuma a la hora de morder el género no le quita atmósfera al invento, plagado de una misteriosa fotografía que convierte Corea del Sur en un lluvioso páramo y Seúl en una suerte de ciudad encantada. Todo al servicio de un cuento de fantasmas históricos, un misterio de fantasmas en clave de identidad nacional que sin embargo sabe construir secuencias (como la de la incineración) verdaderamente emocionantes.