Puede que El agente nocturno no fuera tan revolucionaria como 24, pero el héroe interpretado por Gabriel Basso generó un buen revuelo en Netflix con el estreno de su primera temporada. Esta serie de suspense y acción centrada en el mundo del espionaje internacional acaba de estrenar su segunda temporada en la misma plataforma, repitiendo éxito y virtudes… aunque también algunos condicionantes casi endémicos a la plataforma.
Al principio de la acción, que se retoma después de la anterior, el agente Peter Sutherland decide desaparecer tras el fracaso de una misión en Bangkok. Pero el agente nocturno no ha muerto, solo está desaparecido, y pondrá en marcha una investigación personal que descubrirá una nueva conspiración en el seno del FBI.
La nueva temporada carece del gancho inicial de la anterior, donde se explicaba las labores de un agente nocturno: un profesional de la agencia de perfil bajo cuya labor se limitaba a atender una llamada en los bajos de la Casa Blanca que podía no llegar nunca. Naturalmente, en el caso de Sutherland, llegaba, y detonaba una rápida intriga de acción, persecuciones y traiciones.
La segunda continua las alianzas de la pasada temporada y, aunque la tensión amorosa entre los dos protagonistas desaparece en parte, y algunas tramas de relleno carecen de personajes especialmente carismáticos, la acción atrapa lo suficiente como para seguir defendiendo la serie.
El aprovechamiento de los escenarios es máximo, con exteriores en Nueva York, India y otras ciudades, y la acción es abundante y trepidante, aunque eso te lo explicamos mucho mejor en la videocrítica de Juanma González que te dejamos en este mismo artículo.